Arte y política



Desde hace unos días reina, protegida entre vallas metálicas, la obra escultórica, escrito así, en cursiva, de Jaume Espí. Desconocía la trayectoria de este escultor que se ha prestado a bailar al son de la política de Gandía y que ha creado las letras que dan nombre a la capital de la Safor. La supuesta vista tridimensional de las mismas es un camelo fruto del capricho del Señor Torró al más puro estilo Gil y Gil. No hay más que dar la vuelta a la rotonda para que las letras aparezcan como un conjunto se bultos blancos sin orden aparente preparados para ser pasto de los grafittis. En realidad es un capricho tridimensional más que una obra de arte.

Tengo ya demasiados años para haber visto suficientemente las relaciones efímeras entre la política y el arte, relaciones éstas que vienen desde los albores de la humanidad. El arte, los artistas, especialmente los escultores y pintores han tenido que bailar al son del que paga. No veo nada perverso en el hecho en si porque todos tenemos que llevar comida a casa. El mismo factor propagandístico no impide la creación de grandes obras de arte. Podría citar a los faraones de Egipto, La cabalgata de los Reyes Magos de Benedozzo Gozzoli, el esclavo de Miguel Ángel, creado para una tumba papal y un largo etcétera de obras de todos los tiempos. El que también hay que puntualizar es que han existido actitudes rebeldes con el patrocinador y, por el contrario, auténticos lameculos que han perdido todo arte en su intento de complacer al poderoso.



Con la llegada del arte de vanguardia parecía que el artista gozaba de Épater la bourgeoisie, frase este que significaba escandalizar a la clase media acostumbrada al arte obediente de las academias. El mito del artista independiente es una falsedad como tantas otras. Para estar en el circuito comercial, no nos engañemos, hay que vivir en una vergonzosa adulación al político o al rico que detenta el poder y maneja el dinero.Recuerdo en Sagunt, en el estreno de una obra de Carles Santos, a un arquitecto de renombre y a su esposa babear frente a una par de políticos hoy caídos en desgracia. Nadie es tan ingénuo para ignorar que nadie hace estas cosa por nada.

Cuando era estudiante vivía justo enfrente del "Monumento a los caídos en la riada en 1957", al inicio de la Avenida de Aragón de Valencia. Se concibió con un fuego en el centro del mismo que nunca se debía apagar pero que ni siquiera duró los años en los que yo fui estudiante en Valencia. Del mismo autor, comunista declarado, fue la inefable escultura que presidió unos años la plaza de las Escuelas Pías de Gandía, esta vez por encargo del Partido Socialista que gobernaba por entonces. Tengo la mente abierta al arte contemporàneo, pero he de decir que nunca pensé que fuera una gran obra  ni que fuera el mejor lugar para instalarla. Ahora dormita a la entrada del Parc de L'Est de Gandía, no se si finalmente reparada tras el tornado que pasó justo por el lugar. Podría extenderme con el caso de la estatua ecuestre de Franco y la anodina que le sustituyó. Al menos en este caso el personaje sustituto, Francesc de Vinatea, era mucho más digno de presidir la plaza.

Gandía ha sido tan papanatas como lo fue Valencia comprando esculturas con criterios escasamente objetivos. La percha de Andreu Alfaro que estaba en la plaza arbolada tras el ayuntamiento es muestra de que un gran nombre no es garantía para una gran obra. Si hablamos de arte no puedo ser más crítico con el despilfarro de "El año Borja" y la ópera de "El cant del duc". El mismo Carles Santos que besaba la mano a sus patrocinadores del Partido Popular en el evento de Sagunto que antes mencionaba. Parece pretender ser progresista en temas artísticos es aceptar el nombre del artísta sin ser críticos con el valor artístico de la obra ni con su coste si esto da un aire de respetabilidad moderna.

He de decir que antes de la polémica no había prestando gran atención a la obra de Antoni Miró dado que es un lugar de paso donde era difícil fijarse en la filigrana de la obra. Con la polémica saqué mis conclusiones y, personalmente, me gustaba donde estaba, cómo quedaba en conjunto y el tema representado.

El alcalde Torró, en una de los juegos de mano a los que nos va acostumbrando, decidió cambiar la ubicación por un arrebato, asegurando que Jaume Espí correría con los gastos. Sigo pensando que nadie regala estas cosas y que, por otro lado, se lo cobrará. Del tal Jaume Espí sólo conocía una escultura femenina anodina, por no ser más cruel, ubicada en el Paseo Damiá Català junto al puerto. Ahora por su web se que es el autor de unas vallas hechas como redes de pesca en el mismo lugar. Se ve a las claras que es el escultor oficial del régimen. El hecho de haber participado en un traslado vergonzoso no dice, la verdad, gran cosa de él. Se puede estar con el poder, pero hay un punto donde la ética debe marcar la diferencia.

Y así llegamos a una escultura que ha perdido gran parte de su razón de ser en un lugar que la desluce dado que ni tiene la perspectiva ni el entorno que merecía. El traslado no es cosa banal. No se puede poner y quitar a gusto como quien cambia una pieza de mobiliario urbano. El gusto, a mi juicio chabacano, de los gobernantes de Gandía se ha impuesto igual que en su día se impuso el de los anteriores gobernantes, eso sí aquellos con mayor sensibilidad cultural. Tampoco se podía esperar mucho del buen gusto de un gobierno que ha puesto el acento en las folclóricas y los toros.

Y aquí quedamos los artistas, en el limbo ente la necesidad de sobrevivir y la imprescindible ética que debe regir toda actividad profesional. El tiempo nos pondrá a todos en nuestro sitio y creo que las letras que presiden la entrada norte de Gandía tienen el tiempo contado, no se si mucho o poco, pero no serán para muchos años. 

Los gastos en cultura deben estar bien justificados y ampliamente consensuados. Cada ocurrencia artística, cada capricho, debe ser razonado oportunamente. La desgracia es que toda esta polémica tiene lugar en una ciudad endeudada hasta las cejas.


Comentarios

Entradas populares de este blog

No era el dia, no era la millor ruta. Penya Roja de la Serra de Corbera.

Animaladas

Andrés Mayordomo, desaparecido un día como el de hoy