El profesor de plástica
Fue un otoño de
finales de los ochenta en Burriana. Si no recuerdo mal el instituto andaba mal
de aulas y alguna de las clases se daba en el aulario de un cercano colegio.
Allí fue donde por primera vez me enfrenté a una clase. De un día para otro se
me comunicó que necesitaban un profesor de dibujo que diera también algunas
clases de música. Claro, entonces se les llamaba "afines" y por esa
regla de tres del adjetivo, cualquiera que supiera dar unas pinceladas podía
tocar un piano. Era absurdo pero tirando mano de mi formación en Historia del
Arte, leyendo y preparando los temas, recordando las clases de solfeo con mi
padre y las del instituto, los muchos programas que había escuchado de Clásicos
Populares y de mi afición por la Música clásica me lancé al ruedo.
Así fue, la
primera clase del profesor de plástica fue de música y así durante algunos años
hasta que tras una batalla legal de un particular contra la administración un
juez decidió que la supuesta afinidad era la misma que tiene un ladrillo con un
tornillo.
Casi veintisiete
años tengo ya de experiencia docente. Se puede decir que he hecho callo pasando
por las diferentes ideas que han tenido desde arriba y con las que hemos
lidiado los de abajo. Empecé con el BUP y el COU. En Villena sobreviví al caos
de la experimentación de la reforma educativa. En Pego recibí formación de un
sistema que a ciencia cierta todos poníamos voluntad en asimilar pero que
muchos veíamos con el escepticismo de las grandes ideas con más voluntad que
medios. En Villalonga, mi instituto actual, viví otra vez la aplicación a
rajatabla de un sistema que desde el principio pecó de idealismo, exceso de
papeleo e incongruencias que llevaban, a mi juicio, a un sistema más carcelario
y que confiaba menos en el alumno y lo infantilizaba. Esto era así porque el
instituto acogía a alumnos más pequeños que se mezclaban con los que ya eran
casi mayores de edad y había que hacer tabla rasa con todos en lo que se
refiere a normas y costumbres del centro.
¿Para qué
demonios vale mi asignatura? Bueno, yo siempre he pensado que las asignaturas
tienen una doble función. En primer lugar, en el caso de la plástica, es el
punto de contacto con las vocaciones relacionadas con las artes y las técnicas
visuales, a saber, artistas gráficos, pintores, arquitectos, diseñadores,
ingenieros y tantos otros. Por otro lado la asignatura forma a los alumnos, eso
es evidente, en la sensibilidad frente a la arte, el desarrollo de la
creatividad, la valoración de la exactitud, la adquisición de la psicomotricidad
fina, el desarrollo de un vocabulario para describir visualmente la realidad,
la comprensión crítica del entorno visual, el cine, la publicidad, el
urbanismo. Yo diría que, al menos, todos podemos estar de acuerdo que esos
valores se pueden adquirir en las asignaturas que imparto.
Dicho todo esto
llega la nueva ley, la desdichada LOMCE, pone otra vez patas arriba el sistema
y elimina horas de plástica que según el Sr. Wert son sólo un divertimento. Las
horas se transfieren a asignaturas troncales como son las lenguas o las
matemáticas. Ya andábamos escasos en tercero para dar todos los contenidos y
ahora vemos que tenemos una menos a la semana en primero.
La verdad me
siento cansado de tanto vaivén. Doy de mí tanto como me es posible para
escarbar en las almas de mis alumnos y conseguir que saquen lo mejor que llevan
dentro pero no dejo de sentir que seguimos viviendo en un lugar donde la
creatividad, las artes, se ningunean y se pagan mal. ¿Con qué derecho animo yo
a nadie para que siga adelante con una vocación artística? Parece que en este
bendito país el único que vale es el que mueve dinero de una caja a la
siguiente y que la creatividad no vale para nada si no es para que los citados
ganen más a costa de los que amamos el arte. Muy mediocres somos, la verdad y
así se refleja en las decisiones que se han tomado que minimizan una y otra vez
las asignaturas que hacen pensar o que desarrollan una interpretación creativa
del mundo y potencian una visión parcial de la religión, de la católica en
concreto, con supuestos cuanto menos discutibles. Si se trata de formación en
valores morales ya existía la educación de la ciudadanía o podría existir una
"Historia de las Religiones" como parte del necesario bagaje cultural
para entender el componente espiritual que tanto influye en las sociedades
humanas.
Ya sería hora que
como sociedad nos pusiéramos de acuerdo y tuviéramos un sistema educativo
consensuado, bien financiado y respetado por todos y no jugáramos al gato y al
ratón. Alemania, Francia o la tan citada Finlandia son países donde el sistema
público es el que prevalece. ¿Por qué será?
Me siento con
fuerzas de dar lo mejor para mis alumnos pero descorazonado de una
administración que vuelve a mezclar churras con merinas para abaratar costes; igual
tengo que volver a dar clases de música. Me siento solo delante de un sistema
político que asfixia la financiación y que se le llena la boca hablando de
proyectos pomposos cuando por no tener no tenemos ni un mísero ordenador por
clase con su correspondiente proyector. Me siento insultado cuando se nos descuenta
el sueldo poder estar enfermos e ir al médico y reponernos. Parece que siempre
que faltamos es por vagos. Me molesta esa antipatía y esa sorna con la que muchos
nos juzgan como supuestos privilegiados.
¿Para qué vale un
profesor de plástica? Siento que piensan desde arriba que para tener
entretenido al personal. A veces entiendo a mi mejor amigo, un profesor
excelente, y su angustia por que lo jubilaran cuanto antes porque ya no podía
más.
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