El test


A mi amigo Jorge Hurtado, boliviano y gran artista

Hace dos días íbamos de camino a Valencia. El sol de invierno estiraba las sombras en un paisaje de arrozales y montañas en escala de azules y violetas. La luz entraba dorada en los vagones. Sentado con un antiguo compañero de oficina de mi esposa charlábamos sobre el destino de este país, de las decisiones de la política y del tiempo de inestabilidad que nos está tocando vivir. Todavía no sabíamos que la cifra del desempleo, que se daría el día siguiente, alcanzaría casi los seis millones de parados.

Ellos, los empleados del Banco de Valencia y los de Bancaja, iban a defender sus puestos de trabajo o todo lo más un despido mínimamente digno. La mayoría sobrepasaban los cuarenta y muchos, otros a cuatro años de los sesenta, alguno recien casado y en sus primeros treinta. Por primera vez se animaban a ir a Valencia a defender sus derechos.Las estaciones se sucedían mientras la conversación pasaba de tema a tema. Vicente, un antiguo compañero  de oficina de mi esposa, había hecho ese mismo día el test que una consultora ha pasado a todos los empleados para ayudar a realizar la selección de los que serám despedidos y los que se quedarán. El nombre, en inglés por supuesto, es bien pomposo. Master Person Analysis de MPA España. Según su hoja técnica "el cuestionario personal de Master proporciona la base del perfil de personalidad, revelando nueve cualidades básicas del comportamiento de una persona" . Los empleados que lo hicieron coinciden en la insuficiencia de las respuestas a la hora de poder definirse a uno mismo o expresarse con libertad. Cada una de las cuarenta preguntas tenía cuatro respuestas de las cuales una debía ser la que mejor definiera al sujeto y una la que peor le caracterizara. Encerrados entre cuatro frases los empleados debían elegir dos de ellas obligatoriamente sin posibilidad de reconsiderar o repensar. No voy a entrar en la validez de un test para acercarse a la complejidad de una persona a pesar que algunos de ellos, como los de inteligencia que juzgaron a generaciones, hoy son ampliamente cuestionados por los expertos. Supongamos que tiene validez científica y está probado y revisado. Esa no es la cuestión.

Recuerdo la película de George Clooney "Up in the air". Es un retrato crudo de la soledad de estos tiempos. Un tipo solo en su eterno peregrinar por los aeropuertos despidiendo a gente que no conoce en las empresas que es requerido. El personaje mantiene una mínima decencia moral. Es cierto que despide a los empleados con un discurso elaborado donde se le dice a la persona que ya no vale para aquello que ha venido haciendo durante años de una manera políticamente correcto. Es cruel, pero al menos es una persona dando la cara delante de otra. Otro de los personajes, una inocente y a la vez fría joven recién salida de la carrera, con ese pensamiento tecnológico y centrado en la máxima eficacia propone hacer lo mismo pero por videoconferencia. Ahorro de costos, despido de parte de la plantilla de los que despiden. El personaje que despide finalmente acaba solo y víctima de un sistema del que él es una de sus piezas. Justicia poética al fin y al cabo. Por cierto el nombre de la película "Up in the air" tiene un doble sentido, en el aire volando, pero también en plena incertidumbre.

La ideología neoliberal nos ha llevado a esto. A la vida en la incertidumbre. Toda una vida dedicada a una empresa pendiente del hilo de cuarenta preguntas. Un maldito test que no da ni siquiera la cara. Una pantalla en tonos azules, el color de la fiabilidad, letras funcionales cercanas a Helvética, la letra de la neutralidad, lo políticamente correcto y de las grandes multinacionales. Espíritu capitalista. Arriba fotos de banco de imágenes donde salen caras anónimas,torres de cristal de rascacielos racionales, funcionales, geométricos, de algún centro financiero de cualquier parte del mundo, aerogeneradores, buen rollo ecologista. Nada, pura fachada, imagen de corrección y alma gélida. Leo sus normas éticas. Pretenden salvaguardar los derechos de la persona y su dignidad cuando no hay nada más indigno que una persona sea despedida, entre otras cosas, por un test que dice medir quien es una persona. ¿Dónde está la complejidad del individuo?. Al menos la dignidad requeriría un poco de tácto, una entrevista donde la persona hablara de sus sueños y de sus preocupaciones, de su entorno, de aquello que ama, de lo que odia, de sus contradicciones. El derecho a defenderse lo tienen hasta los toros de lidia. Los pollos, los cerdos o los animales de granja mueren de un shock eléctrico antes de ser despiezados y metidos en envases de plástico y después de una vida limitada a alcanzar el ratio ideal de kilos-tiempo-costo: Productividad.

Vivimos en un mundo donde siguiendo los pasos de los Estados Unidos vamos camino de perder, si no lo hemos perdido ya, el toque humano. Pretendidadmente es objetividad y eficacia, productividad pero finalmente es el triunfo del paradigma liberal capitalista. Las palabras pesan, definen la visión del mundo y parece que estamos atrapados en un vocabulario que no es el del humanismo. Un test es finalmente una forma de ver el mundo, en sus palabras se encierran prejuicios y una forma sesgada y premeditada de ver el mundo. ¿Nos quieren convencer que la productividad asiática o pakistaní es el referente? No quiero imaginar, si llega, el día en que podamos ser juzgados por un perfil genético.

El test acaba con una página con un título que dice escuetamente "Adiós" y unas palabras friamente amables. NADIE da la cara. Cruel ironía para alguien cuyo despido está en el aire.

Comentarios

  1. Las empresas que se están desarrollando por encima de la media son cada día más aquellas que integran verdaderamente en su filosofía al equipo humano como valor clave para alcanzar sus objetivos. Es el CEO de la compañía el primero que debe tener este acercamiento destruyendo grandes estructuras piramidales. Conozco buenos ejemplos de multinacionales de tamaño medio (fuera de la bolsa). Implica un trabajo de cada manager en cada empleado no sólo de acercamiento sino de implementar mayor flexibilidad, de perseguir equilibrio laborales y familiares y de obtener feedbacks directos de cada empleado. Aún así cuando las cosas marchan mal en la compañía se deben tomar medidas drásticas pero con comunicaciones transparentes, valientes y humanas.

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  2. Hola Diego: Estoy de acuerdo contigo. Un equipo de una empresa debe ser un juego de contrapesos y un buen líder ha de saber que capital humano tiene y no solo exigir sino saber dar, e incluso apoyar emocionalmente. La vida familiar de la persona debe ser un valor más de la propia empresa. Si el empleado tiene vida finalmente rinde. Si su trabajo no deja para el necesario equilibrio emocional (somos seres sociales) la frustración acabará con el trabajo.

    Los dos conocemos a personas que están contigo cuando lo necesitas y no por ello son menos exigentes. Finalmente tu compromiso es personal con un proyecto que es tuyo.

    Si finalmente llegan situaciones amargas, y ejemplos hay de sobra, al menos hay que tratar a la persona con toda la dignidad que merece. Ese debería ser un valor indiscutible en la filosofía las empresas y sus directivos.

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