Indignaos / Indigneu-vos

Al principio de la semana mantuve una discusión sobre el grave estado de las cosas en España. A mi juicio el principal problema era la falta de perspectiva de solución considerando la clase política que tenemos. Por desgracia hemos llegado al punto que resulta difícil para algunos de nosotros incluso votar a los que se suponen que son más afines a nuestras propias ideas. 


Me indigna que políticos que han sido relacionados con casos de corrupción se aferren a su cargo tanto como que, entre ellos, se hagan arreglos para que sus prebendas y privilegios no les falten. Los políticos afirman que estan en su puesto por una cuestión de servicio. Bien pues, qué mejor servicio que pasar a un segundo plano, defender su inocencia - y no aferrarse a su presunción de inocencia- y dejar que las listas electorales queden limpias de sospechosos. En la discusión referida, se me dijo que en Andalucía eran los socialistas los que eran sospechosos como forma de contraponer mis críticas a la situación en la Comunidad Valenciana. Ese es precisamente el problema. Parece que los partidos mayoritarios están más centrados en justificarse respecto a su alter ego que a limpiar la política.

Soy y me siento un ser político. Me niego a esa definición estúpida de la gente que se declara apolítica. Soy de una generación que vio la luz a la mayoría de edad con la democracia, justo en el año en que militares alucinados intentaron echar todo abajo. Me mantengo en mis propias ideas y soy suficientemente independiente para arrogarme en el derecho a votar al partido que crea que lo puede hacer mejor. No quiero ni deseo ser un forofo de la política. No quiero ser de un partido u otro y tener el voto cautivo en manos de sus intereses. Quiero tomar partido por el grupo de políticos que me ilusionen, que me ofrezcan llevar el país adelante con sus ideas, sean unas u otras, pero con honradez.

En los últimos veinte años hemos creado un estado clientelista. No supimos ver como sociedad el peligro del dinero fácil y su capacidad de pudrir las entrañas del sistema. En gran parte nos convertimos todos en forofos del sistema y cerramos los ojos a lo que veíamos. Valía aquello del dame pan y dime tonto. Somos una sociedad y somos responsables en la medida de nuestro voto y nuestra actuación de la dirección que emprende un país. Cuando en una clase un alumno se queja porque se ha producido un daño y él no ha sido personalmente responsable se le dice que también los grupos son responsables de las cosas más allá de la actuación personal. En ese sentido tenemos, como sociedad y en gran medida, los políticos que nos merecemos.

Miro con simpatía los movimientos de rebeldía que están surgiendo contra el estado de la política en España. Bien diferentes hubieran sido las cosas si en los años del boom nos hubiéramos plantado contra lo que, no nos engañemos, todos veíamos venir.


El movimiento que se ha venido a llamar del 15-M representa la sensación de desencanto que compartimos muchos ciudadanos y suponen, por fin, el despertar de la conciencia política en muchos españoles. No se dónde llegarán las concentraciones pero en cualquier caso bienvenidas sean si suponen un relevo en una generación de políticos que han convivido demasiado intimamente con las prebendas del poder, que han aceptado durante años el todo vale si al final suma votos.

Cuando vivíamos cabalgando en créditos y tarjetas de crédito, cuando pensamos que la vida sin el lujo y el derroche no era posible, estábamos creando el tipo de política y políticos que tenemos. Esas cosas no pasan sin que todos pongamos de una u otra manera nuestro granito de arena y ya ha llegado el momento que cambiemos para que cambie nuestro sistema político. Me temo por las encuestas que todavía no será este domingo, pero ojalá sea el comienzo de una sociedad que recupere los valores cívicos.

Si tengo que expresar un deseo o una meta a estas manifestaciones yo diría que sea una sociedad más moral, menos centrada en lo material y más política en el sentido que siempre hubiera debido tener este término.

Política *f. Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.



Indigneu-vos


Al principi de la setmana vaig mantindre una discussió sobre el greu estat de les coses a Espanya. Al meu entendre el principal problema era la falta de perspectiva de solució considerant la classe política que tenim. Per desgràcia hem arribat al punt que resulta difícil per a alguns de nosaltres inclús votar als que se suposen que són més afins a les nostres pròpies idees.

M'indigna que polítics que han estat relacionada amb casos de corrupció s'aferren als seus càrrecs tant com que, entre ells, es facen arreglaments perquè les seues prebendes i privilegis no els falten. Els polítics afirmen que estan en el seu lloc per una qüestió de servei. Bé doncs, què millor servei que passar a un segon pla, defendre la seua innocència - i no aferrar-se a la seua presumpció d'innocència- i deixar que les llistes electorals queden netes de sospitosos. En la discussió referida, se'm va dir que a Andalusia eren els socialistes els que eren sospitosos com a forma de contraposar les meues crítiques a la situació a la Comunitat Valenciana. Eixe és precisament el problema. Sembla que els partits majoritaris estan més centrats a justificar-se respecte al seu alter ego que a netejar la política.

Sóc i em sent un ser polític. Em negue a eixa definició estúpida de la gent que es declara apolítica. Sóc d'una generació que va veure la llum a la majoria d'edat amb la democràcia, just l'any en què militars al·lucinats van intentar tirar tot avall. Em mantinc en les meues pròpies idees i sóc prou independent per a arrogar-me en el dret a votar al partit que crega que ho pot fer millor. No vull ni desitge ser un fanátic de la política. No vull ser d'un partit o un altre i tindre el vot captiu en mans dels seus interessos. Vull prendre partit pel grup de polítics que m'il·lusionen, que m'oferisquen portar el país avant amb les seues idees, siguen unes o altres, però amb honradesa.

En els últims vint anys hem creat un estat clientelista. No vam saber veure com a societat el perill dels diners fàcils i la seua capacitat de podrir les entranyes del sistema. En gran part ens vam convertir tots en fanàtics del sistema i vam tancar els ulls al que vèiem. Valia allò del dóna'm pa i dis-me panoli. Som una societat i som responsables en la mesura del nostre vot i la nostra actuació de la direcció que emprèn un país. Quan en una classe un alumne es queixa perquè s'ha produït un dany i ell no ha sigut personalment responsable se li diu que també els grups són responsables de les coses més enllà de l'actuació personal. En eixe sentit tenim, com a societat i en gran manera, els polítics que ens mereixem.

Mire amb simpatia els moviments de rebel·lia que estan sorgint contra l'estat de la política a Espanya. Ben diferents hagueren sigut les coses si en els anys del boom ens haguérem plantat contra el que, no ens enganyem, tots véiem vindre.

El moviment que s'ha vingut a anomenar del 15-M representa la sensació de desencant que compartim molts ciutadans i suposen, per fi, el despertar de la consciència política en molts espanyols. No se on arribaran les concentracions però en qualsevol cas benvingudes siguen si suposen un relleu en una generació de polítics que han conviscut massa íntimament amb les prebendes del poder, que han acceptat durant anys el tot val si al final suma vots.

Quan vivíem cavalcant en crèdits i targetes de crèdit, quan vam pensar que la vida sense el luxe i el malbaratament no era possible, estàvem creant el tipus de política i polítics que tenim. Eixes coses no passen  sense que tots posem d'una manera o d'una altra el nostre granet de sorra i ja ha arribat el moment que hem de canviar per tal que canvie el nostre sistema polític. Malauradament i vistes les enquestes crec que encara no serà aquest diumenge, però tant de bo siga si suposa el començament d'una societat que recupere els valors cívics.

Si he d'expressar un desig o una meta a estes manifestacions jo diria que siga una societat més moral, menys centrada en el material i més política en el sentit que sempre haguera degut tindre este terme.

Política *. F. Activitat del ciutadà quan intervé en els assumptes públics amb la seua opinió, amb el seu vot, o de qualsevol altre mode.

Comentarios

  1. Es una visión bastante constructiva, Jorge. En mi opinión estamos empezando a saber lo que no queremos, aunque nadie nos ofrezca exactamente lo que queremos. Una revolución pacífica se está gestando, y hay que aprovechar esa maravillosa inercia para establecer una sociedad basada en valores altamente morales y que no se diluyan como el siempre fungible dinero, éxito o meramente el poder que atrapa a la gente en angustias y limitaciones. Lamentablemente un cambio tan grande como el que demandamos va casi siempre asociado a una profunda crisis como la que ahora padecemos. Nos están escuchando; ¡todo será para bien!.

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  2. Tienes razón. A veces es necesaria una crísis para que se pongan sobre la mesa los errores de una sociedad. De todas formas me temo que todavía no estamos preparados. Europa huele demasiado a rancio egoísmo y eso suena vagamente al periodo de entreguerras. Cuando se recupere el valor de la responsabilidad personal empezaremos a cambiar la sociedad. De momento nos sigue gustando más lanzar balones afuera y no reconocer que parte del problema somos nosotros y nuestra actitud frente a la política. Es lo que quiero decir con el uso del término "apolítico" mucho más peligroso de lo que parece.

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