Una luz en el túnel

Nora Alvarellos, en el grupo del instituto de Pego. En el centro de la foto con una chaqueta ocre y camisa blanca.

Ayer empecé a escribir en este espacio cada vez más solitario y quedó este párrafo suelto:

"Verano extraño el de 2018. Me da miedo que esta calma preceda a una tempestad. En una vida donde los altibajos van y vienen, los momentos de paz se perciben con desconfianza y no con la inocencia del niño que sólo ve un futuro brillante.

Como si lo viera venir. Hoy me ha caído el golpe a través de las redes sociales. Mi amiga, pocas personas llegan a ser amigas realmente, Nora Alvarellos, ha fallecido tras una operación normalmente inocua allá en su Galícia natal.

El tiempo y el espacio nos unió como profesores, como colegas y como amigos en el instituto de Pego. Decía Einstein que la materia deforma el espacio y el tiempo, yo creo que el destino de las personas hace que el espacio y el tiempo se estiren y se conformen para unirsos en esa vorágine que son nuestras vidas con algunas personas que siempre serán parte importante de quienes fuimos y que estarán en el quienes somos.

Nora. Nora y Tom. Así es como me viene a la memoria. Un perro enorme tirando de su madre adoptiva cariñosa y consentidora con un chucho enorme, pulgoso y desamparado que recogió de la calle y al que quería con locura. En aquellos días vivía en una de las fincas frente a nuestra casa en la Calle de la República Argentina tras iniciar una nueva vida en solitario. El hecho de ser compañeros, el aprecio mutuo y el vivir enfrente facilitó el que compartiéramos coche y trayecto al instituto de Pego algunas veces. Eran esos días en que la media hora se convierte en una charla de lo humano y lo divino, de la vida y lo que nos preocupa y que une a los compañeros de viaje.

Nora era alegre, vehemente, educada, bondadosa, inteligente y muy culta. Era elegante por su personalidad, siempre discreta, reservada en sus intimidades y amable. Yo diría que su aspecto cuadraba perfectamente con su origen gallego y su profesión de profesora. Incluso con su especialidad. Nora era muy profesora de francés y no se porqué pero así la siento.

El viento del amor la trajo y se la llevó a su Galicia querida. Recuerdo cómo pasó de unas pocas explicaciones que le di sobre el ordenador y cómo funcionaba, a llegar a ser una usuaria en el uso de las redes sociales que nos permitió seguir en contacto. Nos vimos poco desde su partida. Una vez en Madrid, en noviembre de 2003, compartiendo el musical "El fantasma de la Ópera", otra en la que estuvo unos días en Gandía y poco más.

Se quedó pendiente una visita a La Coruña o a Cee que jamás llegó a realizarse: Lección de vida, no dejes de visitar a tus amigos antes de que sea tarde.

Hoy me he levantado con la noticia de que el día 15 nos dejó. No sabía nada. No he sabido cómo. El contacto era más esporádico en los últimos años, siempre tenía unas palabras amables con los éxitos de mi hija o con nuestros aniversarios, pero poco a poco cada uno hace su vida. Eso sí, estoy seguro de que el aprecio era mutuo.

Querida Nora, te has ido a la francesa de mi vida, discretamente, sin hacer ruido, sin querer molestar. El pasadizo de tu vida se comunicó con el mío unos años. Hay personas que iluminan ese túnel en el que andamos metido y llamamos vida. Tu fuiste y eres una luz en el tunel, estoy seguro, de mucha gente.

Descansa en paz Nora porque la gente buena como tu lo merece.

Con todo mi cariño y mis condolencias para tu familia y amigos.

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