Gente extraña (Europa en 8 bits)


Bajo el techo de una gasolinera cerrada en la boca de la Valldigna nos refugiamos de la tormenta y el granizo como un rebaño de ovejas. Apiñados bajo la marquesina oíamos los chasquidos amenazantes del granizo que golpeaba en diagonal los cristales y las chapas del vehículo. Hacia el norte se veían cortinas de lluvia que cerraban amenazadoras la perspectiva. Sugerí a mi hija volver, pero me dijo que le hacía ilusión ir a la proyección en el festival "Cinema Jove" de "Europa en 8 bits" y que su amiga Ana le había dicho que en Valencia no llovía.

Decidimos arriesgarnos y hacer frente a ese tráfico remolón que siempre se forma cuando llueve. Llegamos tarde y tuvimos que dar una gran vuelta por las estrechas calles del Barrio del Carmen. Cerca ya del mercadillo de Mosén Sorell encontramos una placeta con un magrebí que nos señalaba una plaza de aparcamiento libre. La lluvia empezaba a arreciar, así que ni se nos ocurrió discutir ni dar otra vuelta. Pagamos el impuesto revolucionario al gorrilla y con la mosca detrás de la oreja empezamos a andar saltando charcos bajo el paraguas hacia el centro cultural de la SGAE. No las tenía todas conmigo porque la posición de mi coche podía ser bloqueada fácilmente y no me fiaba del todo de los guardacoches improvisados. Por si fuera poco, bajo el aguacero, recordé que me había dejado el móvil y volví dejando momentaneamente refugiada a mi hija en la entrada del "Centre del Carme". No hay que decir que llegamos a la sala empapados.

Ya con el documental empezado, nos sentamos en la última fila y empezamos a ver "Europa en 8 bits". El excelente documental de Javier Polo sobre la comunidad underground, pivota sobre los ejes del reciclado de la electrónica descatalogada de videoconsolas y la música e imaginería creada a partir de estos rudimentarios cacharros. En un recorrido por toda Europa el joven director y un cámara nos llevaron a bucear en un universo de extraños personajes obsesionados con sus extravagantes inventos. Hay que reconocer el excelente trabajo y las miles de horas invertidas en recrear este espacio alternativo. El que algo sabe de cine no puede ignorar la cantidad de material con el que se trabaja para sacar la hora larga de montaje final. En el documental se retratan decenas de personajes salidos de la caverna para recorrer vertederos y mercadillos recomponiendo tecnología obsoleta. Según declaró Javier Polo, fueron los propios personajes los que le facilitaron en muchas ocasiones el acceso a su mundo e incluso el alojamiento. Los había de todos los tipos, nórdicos elegantes y sofisticados, franceses alternativos, un latinoamericano buceando entre sonidos inquietantes, otro loco y extravagante, Meneo, en sus espectáculos ante el público y por último un personaje español, Fela Borbone, que rozaba el síndrome de Diógenes en su obsesión por la basura tecnológica. La primera reacción, superflua, te hacía sentir como por encima de todo este universo minoritario. Te preguntabas a ti mismo ¿Es el mismo mundo en el que yo vivo? ¡Cuanto "friki"!

Nos consideramos normales porque llevamos una vida gris y ordenada. Vemos con cierto desdén a todo aquel que mantiene un comportamiento alejado de los cánones sociales y no nos damos cuenta de que es esta normalidad la que nos está llevando directamente a la decadencia o al caos.

En "Europa en 8 bits" se ponen de relieve valores que no se deberían de minusvalorar. La comunidad 8 bits es solidaria y generosa. Vive del reciclado de tecnología considerada obsoleta en un mundo inundado de basura tecnológica. Mantiene, como suele suceder, sus contactos a través de Internet y eso le permite a pesar de su tamaño reducido sostener un sentimiento de comunidad. El conocimiento y la creatividad se comunican, nunca mejor dicho, por amor al arte. No hay ese sentido de mantener los hallazgos propios en la oscuridad. Es algo que he visto en amantes de la fotografía, de los libros o de los huertos urbanos. La creación de comunidades formadas por fanáticos de un tema es signo de estos tiempos. Es gente que de forma altruista comparte su saber hacer. No hay más que preguntar y surge el entusiasmo y la magia que hay detrás de muchas pasiones que iluminan vidas anónimas.

Creo que se ha magnificado la figura del emprendedor que busca el éxito y el dinero. El modelo que se nos ofrece como de triunfador es el del corredor de bolsa encarnado por Di Caprio en "El lobo de Wall Street". Si sólo los tuvieramos a ellos la vida sería peor sin duda. En el espíritu de la comunidad "8 bits", tanto como en el trabajo casi altruista de los cineastas que sobreviven a esta época de sequía cultural, está la clave para un mundo más humanista, más humanizado, menos obsesionado por el consumo y la riqueza y más por la creatividad y el pensamiento. La gente extraña, excéntrica, es esa vanguardia de un mundo que evoluciona. Los frikis son las mutaciones de esos genes de la normalidad. Como ocurre en la naturaleza la mayoría de estos cambios están destinados a desaparecer, pero en ellos, tal vez a uno por cada mil, está el germen de un futuro diferente y adaptado a los cambios que traerá el futuro. No es nuevo, Jesucristo fue crucificado, Galileo Galilei estuvo a punto de ser quemado, Van Gohg no llegó a vender ni un cuadro y acabó en un manicomio, pero ahí está su legado.

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