Civilización


civilización
1. f. Estadio cultural propio de las sociedades humanas más avanzadas por el nivel de su ciencia, artes, ideas y costumbres.



Soy de la opinión de que cada pueblo tiene sus características culturales propias en las que se equilibran los puntos positivos con los muertos escondidos en el armario. Ninguna nación es perfecta y siempre tendemos a ver lo que nos interesa de los demás escamoteando sus virtudes o defectos según nos interesa.
En realidad no puedo quejarme en general de la gente. Donde fui siempre encontré alguien dispuesto a regalar una sonrisa, unas palabras amables o un pequeño favor. También los hubo que sólo supieron mostrar el lado más mezquino del ser humano, pero siempre fueron una minoría. Nadie es perfecto ni como pueblo ni como individuo.

Resulta fácil ver en los demás los aspectos extremos, y más aparentes cuando se llega a un nuevo país. El espejo de otros pueblos es el que nos permite percibir las propias bondades y aquello de lo que no nos podemos enorgullecer. En mis recientes viajes a Londres y Baviera he podido comparar el modo de vida y costumbres y como siempre trazar líneas  y observar convergencias y discrepancias con nuestro modo de vida mediterráneo.

En Untermeintingen, pequeño pueblo de un tamaño parecido al de donde vivo, pude ver la exquisita limpieza y tranquilidad en las calles. Sorprende ver cómo los españoles somos un pueblo de escrupulosos en la vida que hacemos de puertas para adentro y unos guarros en cuanto hacemos vida social. Insisto no se puede hablar de todos y cada uno de los individuos pero sí de las tendencias generales. Cada vez que se realizan actividades en el colegio frente a nuestra casa la calle aparece cubierta de papeles, colillas, latas, plásticos y todo tipo de desperdicios que la gente arroja sin contemplaciones. El suelo en estos momentos aparece plagado de chicles pegados y en cuanto pasa un tiempo algún vándalo vacía el cenicero del coche en el solar vecino. La calle, en un lugar alejado del pueblo, es lugar de paso de todos los paseos con perro del barrio que defecan y orinan sin que nadie les ponga freno. En cuanto llegan lluvias copiosas un torrente de restos e inmundicias baja la calle y desembocan en los huertos vecinos. El problema no es puntual o local. Basta darse una vuelta por el entorno de la comarca. Los campos y el río están llenos de restos, muchas veces químicos y en cuanto se nota descuidado se convierte en un vertedero de muebles, ropa vieja, áridos procedentes de derribos o pequeñas obras. Por más que me empeño no recuerdo, ni en las áreas de los suburbios de Londres, haber visto ese nivel de descuido. El día en que asimilemos que el bien público es parte de nuestro propio patrimonio, el día que los espacios públicos se cuiden como los privados habremos alcanzado un grado superior en nuestra vida como sociedad.

En Londres y Munich era un placer ver el uso extensivo que se hace de la bicicleta. Durante años nos hemos preguntado porqué en una zona con un clima tan privilegiado no ocurría lo mismo. Aquí en plena efervescencia electoral se implantó un servicio de bicicletas públicas. Nadie pensó que no somos un pueblo acostumbrado y el cáos se ha impuesto. Los ciclistas invaden zonas peatonales sin ningún miramiento, realizan maniobras veloces y actúan como peatones cuando en realidad son vehículos. Ver una bicicleta cruzar un paso de peatones sin pararse es algo común. Por si fuera poco el servicio sufre actos vandálicos que ya han producido daño en muchas de las bicicletas estrenadas hace unos pocos meses. Por desgracia bicicleta y automóvil son aquí agua y aceite y mezclan muy mal.

Me gustó de Gran Bretaña el sentido de democracia en la que los diputados tienen que ir regularmente a dar la cara frente a sus votantes. Me dio vergüenza pensar en lo atrasados que estamos aquí y cómo tenemos una democracia en la que el grueso de los políticos que nos representa sólo son un nombre en una lista. Ojalá llegáramos al punto de poder votar a la persona y no a la lista por más que a nuestros partidos les pese.

Tal vez España haya llegado a equipararse en muchos aspectos a los países del norte. Tal vez hemos recorrido un camino rápido que nos ha llevado a ser un país moderno, todo y a pesar de la crisis. No quiero decir que las sociedades nórdicas siempre sean el ejemplo, basta mirar los disturbios raciales de Londres o los problemas de Alemania y la ultraderecha. Cada palo que aguante su vela.

No obstante todavía nos queda mucho para ser un país cívico, civilizado al estilo de las democracias de más solera. Nos falta en muchos casos el sentido de civilización igual que en otros, véase las asambleas del movimiento 15M, deberíamos ser un referente. Se trata de copiar lo mejor de cada sociedad, aprender de lo que nos hace mejores e ir adquiriendo eso que se ha dado en llamar "civilización".



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