Neolingua



"1984 es una novela política de ficción distópica, escrita por George Orwell entre 1947 y 1948 y publicada el 8 de junio de 1949. La novela introdujo los conceptos delomnipresente y vigilante Gran Hermano o Hermano Mayor, de la notoria habitación 101, de la ubicua policía del Pensamiento y de la neolengua, adaptación del inglés en la que se reduce y se transforma el léxico con fines represivos, basándose en el principio de que lo que no forma parte de la lengua, no puede ser pensado." Wikipedia sobre 1984 de Orwell

El diario EL PAIS, en su edición de hoy publica un artículo sobre una supuesta directriz del gobierno de la Comunidad de Castilla la Mancha en la que se prohíbe usar los términos desahucio y otros términos igualmente molestos que chirrían en los oídos. Prefieren sustituirlo por una frase como “el impago producirá todos los efectos previstos en la normativa”.

Ayer, una nerviosa María Dolores de Cospedal se armaba un lío intentando explicar lo inexplicable. Hablaba de una suerte de contrato simulado de alguien que estaba pero no estaba en el partido. Sonaba tan farragoso como las explicaciones de un niño cuando es pillados en una mentira. El lenguaje es traicionero si lo complicas. Te delata, te deja al descubierto en tus propias incongruencias.

La palabra es poderosa. El uso que hacemos del lenguaje condiciona, en gran medida, la percepción que tenemos de nuestro mundo. A fuerza de repetir mantras se convierten en parte de nuestra realidad, en ese cristal cultural que graba en sentido de nuestro juicio. Es indudable que el lenguaje se está empobreciendo. La lectura tiene que luchar día a día con el lenguaje de los audiovisuales, mucho más simple y coloquial que la peor de las novelas. El pensamiento, tal como predijo Orwell, se simplifica y gradualmente se pierde la capacidad de hacer juicios o reflexiones elaborados. Los políticos lo intuyen y son hábiles en ese uso del eslogan o la consigna y no en la idea profunda de fondo. El control del mensaje exige que este no pueda ser distorsionado y, por ello, se recurre cada vez más a las ruedas de prensa con un comunicado unilateral que no admite preguntas.

Llegados a este punto orwelliano la pantalla del Gran Hermano empieza a parecerse a nuestro televisor durante el  telediario y nuestro presidente del gobierno el mismo personaje. No hay más que ver la vergonzante rueda de prensa de un televisor con su imagen ante una sala llena de periodistas que se ven obligados a oír sin intervenir ni contradecir la doctrina.

Si poco nos faltaba en el dominio del mensaje no hay más que ver el escandaloso control de los grandes medios de comunicación por parte de los grandes poderes fácticos del capitalismo global. Cada vez la independencia de los medios está más deshilachada en un mundo donde incluso los reporteros viajan empotrados en las tropas y la guerra parece siempre como un espectáculo de Hollywood. En toda esta lucha por el dominio ideológico, los sistemas educativos son incómodos y por ello se hacen planes para tener a los actores, profesores y alumnos, sometidos al criterio emanado de las autoridades.

El vídeo que supuso el bautizo del primer ordenador Mac de Apple se inspiraba en la obra de Orwell. Ha resultado ser paradigmático del peligro al que nos enfrentamos en este principio del siglo XXI. Una masa gris de gente desesperanzada, sin suficiente capacidad de expresar pensamientos sofisticados, sin poder para organizarse. El reto es precisamente ese, construir un mensaje elaborado propio, usar las armas de la palabra unidas con la tecnología, familiarizarse con facebook, twitter, blogger o cualquier otro canal para difundir un lenguaje que de a las cosas el nombre que les corresponde. Un idioma donde desahucio no pueda ser sustituido por eufemismos. Nuestra obligación como ciudadanos que miran por el futuro de sus hijos es cargar nuestros cerebros con la potencia de la palabra, transmitirla y así, como en el anuncio, hacer añicos la gran pantalla del pensamiento único.


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