Bolvia la línea del cielo

Pasados ya casi doce años desde mi visita a Bolivia he vuelto a reabrir el manuscrito de mi viaje para corregir todo aquello que no me guste y aprovechar para compartir el que ha sido, hasta ahora, el único libro que he llegado a escribir. Lo voy a ir publicando por entregas según vaya revisandolo. Espero que alguien pueda sentirse trasladado con la imaginación a un viaje que marcó un antes y un después en mi vida.


Introducción
Me hablaron del Salar de Uyuni

Hay lugares que nos fascinan. Lugares que nos atrapan con su sola su evocación desde el primer momento en que nos hablan o leemos sobre ellos. Oí hablar por primera vez de un lugar mágico donde las leyes de la naturaleza eran caprichosas, donde calor y frío se daban al unísono. Mi amigo Mauricio así me hablaba del salar de Uyuni, uno de los tantos destinos que tuvo su padre en su vida de militar. Fue así como quedé prendido por un lugar que, sin saber porqué, me atraía como el norte a la brújula.

Tres años pasaron y la llamada del sur seguía prendida en mi mente. En la primavera de 2001 tomé la decisión e inicié todos los preparativos y lecturas necesarios para familiarizarme con la vida y los lugares antes de mi llegada. El viaje a Bolivia se haría realidad el mes de julio de ese mismo año.

Este es el relato de estas tres semanas en las que recorrí los departamentos de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca y Potosí, que no representan territorialmente más que un tercio del país, pero que son los que mejor sintetizan tanto la diversidad climática boliviana como la mayor parte de los hechos y lugares que forjaron la historia de este maravilloso país.

Sería pretencioso por mi parte pensar que en tres semanas pude llegar a comprender la complejidad de un país. No pretendo con los juicios de valor que hago sobre Bolivia pontificar ni sentar cátedra. Me gustaría que quedaran como las reflexiones de un viajero, no siempre objetivo o certero, que pretende aprender algo sobre el mundo y las personas de esta parte del planeta. Aunque he intentado leer y documentarme, muchas de las afirmaciones que hago son sólo el producto de una visión rápida e inicial de la sociedad boliviana: más un apunte de trazos sueltos que un elaborado lienzo con todos los matices. Tal vez esta sea la virtud, si es que la hay, el que es un boceto fresco y rápido captado al vuelo sin tiempo a que la costumbre altere la primera impresión.

Si algo pretendo con estas páginas es transmitir mis sentimientos por los increibles paisajes de este inmenso país, el calor de sus gentes y las historias de tantas personas que me acompañaron en este viaje. Como intuye Roy en el final de Blade Runner hay cosas que uno necesita contar antes de morir para que no se pierdan como las gotas de la lluvia.

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