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Mostrando entradas de 2013

Platja de l'Ahuir: la propietat del paisatge

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Vivim una època paradoxal on campa a gust una humanitat tan poderosa com finalment fràgil. Mai va tenir l'esser humà tanta capacitat per a canviar el seu entorn, per a destruir o per a crear. Com a tèrmits voraços som capaços d’arrencar la pedra de la muntanya i transformar-la en gris formigó armat que es clava en el sòl i es rodeja d’asfalt. Grans pistes de negre betum obrin camí a monstres d’acer que ens permeten fugir al paradís mentre destruïm tant el paisatge que recorrem com el que justifica el viatge. On el formigó i l’asfalt s’imposen mai tornarà a ser el paisatge el que va ser. Les meues amigues alemanyes, les germanes Künneke, van arribar a Espanya en els cinquanta carregades d’una Leica de 35mm que els va permetre retratar en color una platja de Gandia on l’Hotel Bayren s’alçava solitari en un paisatge de dunes i afloraments d’aigua dolça. Dunes i arenals daurats on van retratar velles espanyoles de dol rigorós que es refugiaven davall uns paraigües negres

Playa del Ahuir, la propiedad del paisaje

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Vivimos una época paradójica donde campa a sus anchas una humanidad tan poderosa como finalmente frágil. Jamás tuvo el ser humano tanta capacidad para cambiar su entorno, para destruir o para crear. Como termitas voraces somos capaces de arrancar la piedra de la montaña y transformarla en gris hormigón armado que se clava en el suelo y se rodea de asfalto. Grandes pistas de negro betún abren camino a monstruos de acero que nos permiten huir al paraíso mientras destruimos tanto el paisaje que recorremos como el que justifica el viaje. Donde el hormigón y el asfalto se imponen nunca volverá a ser el paisaje el que fue. Mis amigas alemanas, las hermanas Künneke, llegaron a España en los cincuenta cargadas de una Leica de 35mm que les permitió retratar en color una playa de Gandía donde en Hotel Bayren se alzaba solitario en un paisaje de dunas y afloramientos de agua dulce. Dunas y arenales dorados donde  retrataron  viejas españolas de luto riguroso que se refugiaban bajo un para

La buena gente

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Este maldito 2013 agoniza en esta semana de vacaciones de Navidad. Con un poco más de tiempo libre  que de costumbre, reparto el ocio entre documentales, películas y series, muchas de ellas en versión original. El lenguaje de la pantalla, simplón y superficial, entretiene y raras veces contiene pensamientos profundos más allá de la filosofía barata, y pensamiento fácil de libro de autoayuda tan propios de la cultura moderna americana. En medio de cansinas batallas contra ogros y orcos en "El hobbit, un viaje inesperado" Gandalf, el mago popular de la saga, me despierta de ese tedio de imágenes barrocas e increíblemente creíbles. El mago, con pompa y circunstancias, afirma que son los pequeños actos diarios, cotidianos de la gente corriente los que salvan al mundo del mal. No tardo en ligar ese pensamiento con un documental que había visto unas horas antes. El título del mismo, "Chimpancé", es el correspondiente a la vida de un pequeño simio huérfano y perdido t

Fundido a negro

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La película "El hundimiento" retrata la decadencia física y moral de un Hitler escondido en las entrañas de su bunker y tomando medidas fantásticas, por irrealizables, en medio de un país a punto de caer a piezas. No puedo por menos que recordar los orígenes del partido nazi y su triunfo electoral que les permitió poco a poco ir desplazando a sus rivales políticos, mermando derechos y acabando con las minorías. La verdad, hoy por hoy, envidio a Alemania y su derecha. Una derecha como la que me gustaría que tuviéramos; razonable, civilizada y, sobre todo, honrada. En una sociedad democrática una parte de los ciudadanos se considera mejor representada por estas ideas y el juego legítimo del poder así queda más o menos garantizado por elecciones que se suceden cada cierto tiempo. Vivimos momentos oscuros en nuestra sociedad. El partido en el poder, el Partido Popular, parece pensar que una mayoría absoluta es una patente de corso para gobernar a golpe de decre

Kennedy el poder de una historia

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Yo era un bebé de unos meses hace cincuenta años. Mi padre estaba a punto de cumplir sus treinta y seis. Justo sería el día siguiente.Mi madre era una joven ama de casa que se acercaba a sus treinta y dos ocupada en sus bebés y las tareas diarias. La España de aquellos años sobrevivía de la somnolienta resaca de una guerra incivil y cabeceaba al ritmo de una tranquila vida cotidiana. Los Estados Unidos estaban tan lejos en lo físico como en lo mental que podrían haber sido casi otro planeta. Pero era el planeta de donde llegaban las grandes historias, las estrellas, la modernidad, las lavadoras, los coches y los magnicidios. Crecí escuchando las historias de dos líderes americanos contemporaneos de mis padres y cabezas visibles de la sociedad que, especialmente desde la Segunda  gran Guerra, pugnaba con la URSS por el control del mundo. Mi madre me hablaba, cuando yo era algo más mayor, de Kennedy y de Luther King y sus asesinatos fascinada, como todos, por el magnicidio tanto

Arriba la tardor

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 Una vegada el meu amic Pablo, parlant de la mort de sa mare, em va dir. De sobte te n’adones que estàs sol, que ja no eres un xiquet. Recorde en la meua infància quan algun teuladí queia desvalgut al pati o al carrer i l'arreplegàvem per a intentar alimentar-lo i salvar-lo d’una mort segura entre els cotxes i els depredadors. La majoria de les vegades acabava extingint-se en silenci al cap d’uns dies allunyats del seu niu i de la seua família. Dijous catorze de novembre. Des de l’extrem del corredor, en la penombra, es percep la llarga sèrie de portes fins a la màquina de venda de llepolies, xocolates i begudes que hi ha al final. El sòl polit reflecteix les llums i les ombres. De tant mentres sobrevola un lament d’alguna anciana. A la meua dreta està una sala blanca, ben il·luminada amb tubs de neó. Unes cadires de fibra de cistella amb seient forrat en roig i una tauleta amb una figura de porcellana amb dos personatges edulcorats imitació a l’estil de les de Lladró. N