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Mostrando entradas de marzo, 2012

Ceguera

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La corbata de l’oftalmòleg era de fons blau amb un dibuix obsessiu de greques que es repetia com si foren centenars de xicotets ulls d’òbiles insomnes. Amb el cap dins d'un arnés que em mantenia fix a un aparatós instrument òptic, mirava alternativament a tots els costats segons les instruccions del facultatiu. L’ull dret, bloquejat per un cristall que projectava una llum brillant, es concentrava en els dibuixos abstractes de les aberracions òptiques. En el fil musical música dodecafònica fent més aterridora l’escena. El diagnòstic va ser inquietant. Tenia una lesió en la retina que requeria no esperar més i tal vegada necessitara de ser tractada amb làser per a cauteritzar el que podia ser el principi d’un despreniment. La taca grisa en el meu camp de visió que tant m’havia preocupat des del diumenge era un problema menor. Por fortuna un segon col·lega al qual vaig ser encomanat em va tranquil·litzar i em va dir que pareixia ser més aïna una degeneració del teixit o una mala

Ceguera

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La corbata del oftalmólogo era de fondo azul con un dibujo obsesivo de grecas que se repetía como si fueran cientos de pequeños ojos de lechuzas insomnes. Con la cabeza encorsetada en un arnés que me mantenía fijo a un aparatoso instrumento óptico, miraba alternativamente a todos los lados según las instrucciones del facultativo. El ojo derecho, bloqueado por un cristal que proyectaba una luz brillante, se concentraba en los dibujos abstractos de las aberraciones ópticas. En el hilo musical música dodecafónica haciendo más aterradora la escena. El diagnóstico fue inquietante. Tenía una lesión en la retina que requería no esperar más y tal vez necesitara de ser tratada con láser para cauterizar lo que podía ser el principio de un desprendimiento. La mancha gris en mi campo de visión que tanto me había preocupado desde el domingo era un problema menor. Por fortuna un segundo colega al cual fui encomendado me tranquilizó y me dijo que parecía ser más bien una degeneración del tejido o

Colp d'estat

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La reunió secreta va tindre lloc en un restaurant de carretera passat el límit provincial d’Alacant, ja a Múrcia i no molt lluny d’Albacete. El paisatge d’ocres amb xicotets pujols terrosos es perdia entre àrids camps i vinyes. Marià González i Josep Lluís Arias van abandonar els seus vehicles oficials, segons acord previ, uns vint quilòmetres abans d’arribar al lloc de trobada. Uns utilitaris de lloguer serien suficients per a arribar a la cita sense alçar massa sospites. L’amo del restaurant, personatge de confiança d’ambdós partits - ja se sap, requalificacions comuns - els havia reservat un xicotet menjador decorat com vell hostal castellà. Més enllà de la finestra, amb mosquits xocant feixugament contra el vidre, la llum asfixiant de l’estiu de la meseta. Ens han fotut els cabrons estos , va dir Marià. Sí, i el cas és que m’ho veia vindre pel que va passar l’any passat en Ponferrada , va agregar Josep Lluís. Hem de tornar a reprendre el control. Què se t’ocorre? . Mmmm … va re

Golpe de estado

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La reunión secreta tuvo lugar en un restaurante de carretera pasado el límite provincial de Alicante, ya en Murcia y no muy lejos de Albacete. El paisaje de ocres con pequeños cabezos terrosos se perdía entre áridos campos y viñedos. Mariano González y Jose Luís Arias abandonaron sus vehículos oficiales, según acuerdo previo, unos veinte kilómetros antes de llegar al lugar de encuentro. Unos utilitarios de alquiler serían suficientes para llegar a la cita sin levantar demasiadas sospechas. El dueño del restaurante, personaje de confianza de ambos partidos -ya se sabe, viejas recalificaciones comunes-  les había reservado un pequeño comedor decorado como viejo mesón castellano. Más allá de la ventana con mosquitos chocando torpemente contra el cristal luz asfixiante del verano de la meseta. Nos han jodido los cabrones estos , espetó Mariano. Sí, y el caso es que me lo veía venir por lo que pasó el año pasado en Ponferrada , agregó Jose Luís. Tenemos que volver a retomar el control. ¿Q

El viejo listín de teléfonos

Las casas de los ancianos tienen una cierta atmósfera particular. De los objetos que compramos durante nuestra vida probablemente sean los muebles los que más tiempo nos acompañan. Tal vez sea por eso que las casas de los jubilados comparten un cierto sabor a pasado y un estilo ecléctico donde marcos de fotos con familiares pasados y presentes, color y escala de grises, se funden con un televisor de plasma de nueva generación o un aparato de aire acondicionado. Sí, nos apegamos a nuestros objetos como naufrago a una tabla de salvación en un mar en el que finalmente vamos a desaparecer. Mi madre cumplió el jueves ochenta años y me acerqué a su casa. La abracé tantas veces como pude, le gasté bromas, la subí al brazo como se hace con un bebé y finalmente fingí sentarme en su regazo como solía hacer de niño. Como siempre ha hecho, se defendió a base de pellizcos y risas. Perdida como está, a veces, en las brumas de la desmemoria estaba suficientemente lúcida como para ser consciente d