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Mostrando entradas de agosto, 2008

La red de seguridad

Es un recuerdo que aparece difuminado entre las sombras de mi pasado. No se si las imágenes que saco del fondo de mi cerebro son realmente las reales o una recreación, un falso recuerdo. Estaba en el circo con mis padres, sentado en lo alto de unos graderíos de tablas de madera con los bajos huecos. La gran carpa era de color rojo y sobre la pista un grupo de equilibristas se desplazaban con sus bicicletas y pértigas de un lado a otro del cable tensado. De pronto un fallo en la corriente eléctrica y se hizo la oscuridad, gritos de terror y el sonido golpes y las pértigas tropezando contra el suelo. Mi padre, (¿O tal vez fue mi madre?) nos indicó que nos quedáramos quietos para evitar problemas mayores huyendo entre una avalancha humana en la oscuridad. No recuerdo si murieron del accidente alguno de los participantes. Sólo me parece recordar que la muchacha del grupo quedó con la columna lesionada. Tal como hace la aguerrida gente del circo trabajaban sin red como prueba de su valor en

On les fronteres no tenen sentit

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fotografies en picasa L'Astra ranxera amb matrícula de Westfàlia puja i baixa les costeres d'un paisatge suaument ondulat. Al fons destaca una imponent antena de telecomunicacions en un paisatge que es fa sinuós fins a convertir-se en la cadena de muntanyes que separa la Lusacia alemanya de Txèquia. Isabel, la veu que hem triat per al nostre GPS, ens ha ficat en un laberint de xicotets camins que a vegades fins són a penes una senda de tractors d'un sol sentit. En el defecte està la virtut i més enllà de la impersonal visió de l'autopista ens fiquem al pati posterior de la vida alemanya. La freqüent pluja crea espais d'un verdor profunda que destacaven més si és possible contra el cel completament aclarit i els camps de blat en simfonia de grocs i ocres. Per a l'ull d'un habitant del sud el paisatge resulta dolç, quasi de calendari de colors cridaners. Toni em pregunta per un lloc on prendre cafè en el moment que passem un poble perdut al paisatge. Un quiosc

Donde las fronteras no tienen sentido

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Fotos del viaje en picasa El Astra ranchera con matrícula de Westfalia sube y baja las cuestas de un paisaje suavemente ondulado. Al fondo destaca una imponente antena de telecomunicaciones en un paisaje que se hace sinuoso hasta convertirse en la cadena de montañas que separa la Lusacia alemana de Chequia. Isabel, la voz que hemos elegido para nuestro GPS, nos ha metido en un laberinto de pequeños caminos que a veces hasta son apenas una senda de tractores de un solo sentido. En el defecto está la virtud y más allá de la impersonal visión de la autopista nos metemos en el patio trasero de la vida alemana. La frecuente lluvia crea espacios de un verdor profundo que destacaban más si cabe contra el cielo completamente despejado y los campos de trigo en sinfonía de amarillos y ocres. Para el ojo de un habitante del sur el paisaje resulta dulce, casi de calendario de colores chillones. Toni me pregunta por un lugar donde tomar café en el momento que pasamos un pueblo perdido en el paisaje

Pactes, pactes, pactes

En un moment en què llig la notícia de la conflictiva elecció de l'alcalde de Simat, el meu amic Eladi Mainar, se'm ve el cap tot el complicat món de la política en general i la municipal en particular. En el poble en què visc l'anterior alcalde del PSOE vivia muntat en un xicotet ciclomotor recorrent els clots de tot el terme i explicant amb convicció els plans de futur per a convertir esta xicoteta població en un paradís de parcs, polígons industrials separats per corredors verds, passejos junt amb riu i fins una piscina coberta. Com vullga que fem una vida quelcom apartada de la resta d'habitants nascuts ací mateix, només ens arribaven ecos de descontent però semblava que quasi érem els únics que no teníem telèfon, internet o véiem terriblement mal la televisió. El resultat dels pactes postelectorals va ser concloent: el PP era el partit que junt amb el BLOC governaria el municipi. No va haver-hi massa inconvenients a gitar-se, políticament parlant s'entén, un ca

Pactos, pactos, pactos

En un momento en el que leo la noticia de la conflictiva elección del alcalde de Simat, mi amigo Eladi Mainar se me viene la cabeza todo el complicado mundo de la política en general y la municipal en particular. En el pueblo en el que vivo el anterior alcalde del PSOE vivía montado en un pequeño ciclomotor recorriendo los socavones de todo el término y explicando con convicción los planes de futuro para convertir esta pequeña población en un paraíso de parques, polígonos industriales separados por corredores verdes, paseos junto a río y hasta una piscina cubierta. Como quiera que hacemos una vida algo apartada del resto de habitantes nacidos aquí mismo, sólo nos llegaban ecos de descontento pero parecía que casi éramos los únicos que no teníamos teléfono, internet o veíamos terriblemente mal la televisión. El resultado de los pactos postelectorales fue concluyente: el PP era el partido que junto al BLOC iba a gobernar el municipio. No hubo demasiados reparos en acostarse, políticament