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Mostrando entradas de octubre, 2008

Sardinas en lata

En el metro de París no cabía ni un alma. Empecé a sospechar la situación en cuanto bajé al andén 43 de la Gare du Nord y vi la multitud que se agolpaba a la espera del próximo B3 con destino al aeropuerto Charles de Gaulle. Por la manera en que vestían se podía suponer con bastante facilidad que todos teníamos la misma meta: la feria global de la alimentación. El género humano pierde a la carrera formas y elegancia cuando se convierte en muchedumbre. Efectivamente los empujones se sucedieron sin más ceremonias ni más malhumor por parte de los afectados en cuanto llegó el primer tren. Un cálculo rápido me permitió entender que no sería aquel mi metro sino como mínimo el siguiente. La tolerancia ante una situación desagradable aumenta cuando se ven los vagones llenos y la masa humana crece y crece. El cerebelo impulsa el instinto irracional y la adrenalina rompe amarras con la paciencia. Me preparé para el asalto y clavé el pie en el escalón hasta que con esfuerzo y a empellones me agar