Septiembre negro



Hoy 5 de septiembre se cumplen cuarenta años de los desafortunados sucesos de Munich. En unas olimpiadas diseñadas para resucitar por primera vez la imagen de Alemania, en una villa olímpica y unas instalaciones modélicas se produjo un suceso que conmovió al mundo. Terroristas palestinos de la organización Septiembre Negro secuestraron a varios atletas israelíes y finalmente acabaron muertos ellos mismos, sus víctimas y un policía. Israel decidió iniciar la operación "Cólera de Dios" y vengó durante años las muertes en diversos atentados por todo el mundo. El cineasta Spilberg muestra en su película Munich el proceso y cómo finalmente la venganza acaba hundiendo en la miseria moral a uno de los ejecutores.

La injusticia nunca llevó a nada bueno. El daño y el dolor infringido a los demás son como un tumor que se enquista en las sociedades y que se ramifica durante muchas generaciones. Fue injusto el trato que se les dio a los judíos en la Europa de la Segunda Guerra Mundial. Fue injusto crear un estado para los judíos a costa de los Palestinos. Fue injusta la expulsión de éstos de sus pueblos y propiedades causando una diáspora que se extiende hasta nuestros días. Fue injusto, por supuesto, el salvaje ataque a unas instalaciones que alojaban a deportistas desarmados como lo fue la venganza.

En España estamos en un Septiembre negro. Un Septiembre de injusticias y desigualdades que ahondan más y más las diferencias entre aquellos que disfrutan de un estatus privilegiado y las clases medias y populares que ven el sistema social que les amparaba en riesgo de colapso. Muchos niños van a tener dificultades para comprar su material escolar. Van a pasar la vergüenza delante de sus compañeros de ser señalados como pobres. Casi un quinto de los habitantes de España viven en lo que un diario llama la pobreza más extensa, intensa y crónica. Dolor, sufrimiento, humillación y cada vez más ira acumulada.

Olvidan los patriarcas del neoliberalismo que salimos de una Guerra Mundial porque los políticos decidieron inventar el llamado Estado del Bienestar y no la hemos repetido porque cuando hay una gran clase media estable todos nos beneficiamos. No hay que arruinarse si uno enferma, los niños reciben educación y pueden convertirse en el futuro del país y, lo que debería de pesarles más dada su mentalidad, los negocios crecen y el consumo mantiene la economía sana.

Alguien decidió que era mejor soltar los frenos y dejar que los grandes capitales especularan sin control. Alguien decidió que era conveniente regalar dinero fácil, a fin de cuentas la gente gastaba y además los tenía quietos y callados pagando el crédito. No sea que vayamos a perder la casa y el coche. Ahora las soluciones son en términos de contabilidad. Arreglar los números a costa de las clases medias y bajas cueste lo que cueste. Convencer a la sociedad de su culpabilidad y de que lo que han sido los pilares de 60 años de paz y prosperidad sólo son gastos insostenibles. Convertir la sanidad y la educación en redes de caridad. Hacer a los ricos mucho más ricos y al resto a vivir con salarios de subsistencia, empleo precario y escasos derechos.

Un Septiembre como este sólo puede ser negro. Es un mes que empieza con el sofoco de los precios que suben y los salarios que bajan. Un mes donde las manifestaciones acechan. Donde los cachorros de la élite juegan al golf y hablan de la prima de riesgo o de los necesarios recortes antes de subirse a su todoterreno o a su coche de lujo. Se avecina un otoño estremecedor. Un Septiembre con niños sin libros y con comida fría. Niños humillados que tal vez, tal vez, y espero equivocarme, lleguen a sentir la ira y los deseos de venganza por pura desesperación. Son ya uno de cada 5 españoles.

Comentarios

  1. He olvidado añadir que las injusticia es mayor cuando los causantes del descalabro económico siguen libres, sin ser juzgados y disfrutando del botín

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