"Arthur Mas", la gallinita y el porquito

En medio de la vorágine a la que nos está llevando la crisis surge el grito independentista de Cataluña. He de decir que no me siento nacionalista, ni español ni valenciano. Si he de elegir prefiero pensar en una palabra que ya no está de moda. Internacionalista. Lo de la autodeterminación incluso de un estado del tamaño de España me suena a Mafalda arriba de su sillita haciendo un discurso.

No estamos en un mundo de pequeños actores. Conforme pasa el tiempo China y otras grandes potencias van ganando posiciones en la geografía mundial y nosotros estamos pensando si separarnos en pedazos, de Europa o si fundamos la república independiente de nuestra casa.

El problema es la mentalidad central de muchos españoles que si bien no renuncian a unas nacionalidades como parte del estado (para ellos regiones) por otro lado les niegan el derecho a ser como sienten que son.

Hace unos años hablaba con un familiar de Madrid y le decía que si somos españoles tan español es el catalan como el castellano y que ellos deberían hacer el mínimo esfuerzo para aprender otras lenguas o incluso, al modo helvético, enseñarse en todos los institutos como segundo idioma. Hasta ahí podíamos llegar. ¡Ja! De eso nada, el castellano por ley es de todos y los idiomas de "las regiones" para ellos y, eso sí, a cambiar de lengua en cuanto llega alguien del centro porque es de mala educación no hacerlo.

Creo que esa es la clave del actual sentimiento catalán. Que siempre desde Madrid se ha cultivado la indiferencia o el desprecio a la diferencia. Han querido la gallinita y el porquito, como en el cuento. Ni siquiera se molestan en pronunciar bien el nombre del presidente de la Generalitat. En los telediarios Artur pasa a ser Ártur (Arthur) a la manera inglesa y no hay nadie que los cambie. ¿Es que no tienen el mínimo de respeto?

El gobierno del Partido Popular no ha podido ser más torpe en la gestión. Si queremos tener un proyecto común de estado se ha de partir de la aceptación de la diferencia y ellos ni se han molestado. Más bien se molestan si alguien se lo hace saber. Los nacionalistas de Convergència son tan hipócritas como los primeros porque en el fondo son tan causantes de la crisis como los populares de Madrid. En el fondo son gente de derechas de un nacionalismo o de otro.

Ya estaría bien que alguien pusiera algo de cordura y nos dejáramos de actitudes egoistas y pensáramos otra vez en una Europa de los pueblos con derechos, leyes y economía común y menos en un nacionalismo y cada más en un paisaje donde importara menos de donde somos y más que somos seres humanos y debemos trabajar unidos. Ya se que es una utopía, pero en el fondo soy más práctico pensando en un futuro unidos que todos aquellos románticos que refugiados tras el muro de la diferencia van a poder llegar a algo.

Comentarios

  1. Me apunto, yo también quiero ser internacionalista.

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  2. Saludos Ana. Qué lástima que estemos perdiendo la visión de un mundo sin fronteras.

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