Aferrados a un salvavidas

Por la red circula una carta apócrifa de Fidel Castro a Hugo Chavez que casi con toda seguridad debe ser una falsificación burda pero no por ello menos inquietante. Describe los pasos en que anda cayendo Venezuela año tras año bajo la égida del chavismo. De todo el panfleto se me quedó una frase que me inquietó. Decía algo así como que las clases altas y medias son flojas, en cuanto ven la revolución les viene el miedo y creo que la frase andaba cargada de razón.

Aquella frase famosa de la canción “Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente” debía ser la oración que rezáramos con fervor cada día. Me recuerdo con veintitrés años de delegado de facultad protestando por no tener profesora de pintura, sacando con alevosía una copia en escayola de la venerable Venus de Milo a cortar el camino de Vera en Valencia y haciendo frente a los antidisturbios con pacifismo romántico de juventud. Me río para mi mismo pensando en la caricatura que hice del concejal socialista de turno vestido de pistolero o gritando sin vergüenza “alcalde dictador” cuando los socorristas de Gandía nos rebelamos contra la injusticia de una semana laboral con más horas que las debidas y sin festivos. He de confesar que nunca he sido muy revoltoso, siempre me ha gustado la vida ordenada, la cordialidad en el trato y el respeto de las normas, pero veo que cuantos más años pasan más me aferro a mi vida cotidiana y al orden establecido. Claro, en España dentro de lo que cabe podemos disfrutar de una vida relativamente tranquila y pasaron los vientos de años de guerra que vivieron nuestros padres. Como afirmara Chomsky en una de sus obras, la sociedad de consumo es el principal anestésico contra la revolución. Las clases medias y altas nos aferramos al vídeo, al auto, al portátil y a los viajes exóticos como si se tratara de un salvavidas que nos garantizara el camino de la salvación eterna. El perverso mecanismo de los créditos, las tarjetas y el consumo fácil nos van atrayendo como cantos de sirenas haciendo que nuestra vida zozobre en los escollos del consumismo. La vieja caricatura del capitalista obeso y abotagado que utilizaran los comunistas podría ser la caricatura de muchos de nosotros, pero lo que es más grave es que la flacidez y la obstrucción arterial acaba afectando al cerebro convirtiéndonos en autistas a todo continente más allá de las fronteras de nuestra riqueza material.

Si los gobiernos salieran sólo de los votos de los profesores estoy seguro que, aquí al menos, tendríamos gobierno nacionalista de izquierdas. En cambio cuando se plantea cualquier reivindicación que conlleve una huelga de más allá de un día las deserciones y las caras de póker abundan entre el plantel de revolucionarios de salón. En eso nos hemos convertido. Solemos tragar casi todos porque la espada de Damocles aquí se llama la letra del coche y el plazo de la hipoteca.
Si bien en España la situación es tranquila, me imagino el mismo hecho en otros momentos de la historia y en otros lugares de la geografía. Los judíos viendo resignados cómo se los llevaban los nazis, los alemanes haciendo oídos sordos, los chilenos viendo cómo hacían desaparecer a sus vecinos sin que nadie hablara, los cubanos de clase alta huyendo con sus joyas a Miami poco dispuestos a hacer frente a la que se les venía, el País Vasco, tan amable y educado pero con esa violencia soterrada… Los seres humanos solemos ser cobardes y procuramos bajar la cabeza y conservar lo que tenemos. Triste es el final del hermoso film La lengua de las mariposas, un Fernando Fernán Gómez atónito en su papel de profesor es llevado entre los insultos de un pueblo que por cobardía cambia de bando e insulta a una persona que sólo les había traído bien y cultura.

Sólo los pobres, los que nada tienen, el hambre y la miseria tienen la fuerza del cambio. Nosotros, la clase media tenemos el conocimiento y las posibilidades de cotejar, comparar y valorar ideologías. Somos nosotros los que tenemos que luchar por un mundo mejor para todos porque cuando dejemos que los pobres mueran en el ostracismo de un barrio de chabolas, favelas o ranchitos estamos cavando nuestra propia tumba. Si vemos llegar el fascismo, el estalinismo, o las dictaduras populistas o la corrupción hemos de salir a la calle, votar, protestar y no cejar. Cuando oigo a la gente que dice que son apolíticos o que no creen en la política creo que está llegando el momento del fascismo.

Si no es por altruismo que sea por egoísmo, pero no nos cerremos en nuestro propio mundo de bienes y miedos. Sólo le pido a Dios que el futuro no nos deje indiferentes. No nací para santo, ni para líder ni para cambiar el mundo pero ojalá sea capaz de seguir conservando algo de aquella mirada y brazo de joven capaz de ver y rebelarse contra las injusticias.
Sólo le pido a Diosque el dolor no me sea indiferente, que la reseca muerte no me encuentrevacío y solo sin haber hecho lo suficiente. Sólo le pido a Diosque lo injusto no me sea indiferente, que no me abofeteen la otra mejilladespués que una garra me arañó esta suerte. Sólo le pido a Diosque la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuertetoda la pobre inocencia de la gente. Sólo le pido a Diosque el engaño no me sea indiferentesi un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente. Sólo le pido a Diosque el futuro no me sea indiferente, desahuciado está el que tiene que marchara vivir una cultura diferente.

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