Sueño de bondad

Recuerdo las palabras de un pionero brasileño de la aviación en las que suponía que los seres humanos se harían mejores si tenían la oportunidad de ver el planeta desde las alturas. Pensaba, a pocos años de la carnicería de la Primera Guerra Mundial, que la belleza llevaría a la bondad. Nada más lejos de la realidad. A la humanidad le esperaba un siglo de inventos y ciencia utilizados como instrumentos de los más bajos instintos humanos...

Por segunda vez en el colegio de mi hija he podido ver cómo se hace uso del tuenti, la red social más popular entre gente de su edad, como instrumento de difamación, insulto y caza a la persona. En el primer caso alguien entró en la cuenta de una alumna de la clase y la utilizó para insultar al resto de compañeros. En uno de los casos, incluso, se hizo burla de un alumno por su padre enfermo de cáncer. El colegio poco hizo si es que algo se puede hacer.

Ayer mismo vi cómo una fotografía de una amiga de mi hija se colgaba y se etiquetaba en la cuenta de alguien de su clase. Bastantes compañeros utilizaron la oportunidad, como una banda de fascistas para, aprovechando su cómoda posición en su casa, meter cizaña, insultar y burlarse de la persona.

El colegio de mi hija ha ido realizando campañas por la paz desde que ésta era pequeña. Cada año hay un lema por la paz, por la solidaridad, por el compañerismo... Nada. Todo queda en nada cuando sale la mezquindad humana.

Soy consciente de la condición emocional inestable de la adolescencia. De la ausencia ocasional de emociones y la crueldad de un cerebro en plena efervescencia y con las conexiones neuronales a medio hacer. Alguien me dirá que madurarán y cambiaran. En realidad lo que me inquieta es esa maldad escondida que lleva el ser humano y que no cambia sino que se amplifica con los medios tecnológicos.

En el caso de la niña asesinada en Toledo el periódico ABC dio la dirección de una cuenta de facebook donde se podía ver fotos de la asesina confesa. No es que el personaje me resulte simpático. Se lo odiosos que pueden a llegar a resultar determinados adolescentes. Lo que me preocupó fue que era una menor, a pesar de todo, y el ambiente de linchamiento que se respiraba...  La palabra puta era frecuente, la pena de muerte una idea recurrente, los insultos racistas abundantes. Muchos de los que escribían eran adultos así que no todo era pasión juvenil. Ni mucho menos.

No, los seres humanos seguimos siendo en el fondo la banda de chimpancés que patrulla la selva y apedrea y mata a todo aquel que no es de la tribu. Somos como pirañas cuando la víctima es débil. Por más que me pesa las ideas de solidaridad, amistad y mundo sin fronteras de aquel internet de los inicios se han convertido en el patio trasero del mundo real. En una España convulsionada por la crisis y los cambios sociales a veces nos parecemos demasiado a aquellos burgueses de la Alemania de los años veinte que jugaban a la palabrería barata contra el extranjero. No olvidemos que nacional socialismo quería decir socialismo para los alemanes y no para los extranjeros.

Por fortuna bondad y maldad pueden aparecer como caras de la moneda de ese ser tan complicado que somos. Escondemos lo mejor y lo peor y debemos aspirar a cambiar nuestra inercia genética.

El planeta puede ser bello desde las alturas pero sólo unos ojos limpios y un corazón bondadoso pueden llegar a percibirlo, emocionarse y así pasar a un estado superior al que jamás deberíamos renunciar.

Comentarios

  1. Maravillosa visión Jorge.Siempre sumando."Que mi divinidad que reside en lo más elevado,prevalezca".

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