Pactos, pactos, pactos

En un momento en el que leo la noticia de la conflictiva elección del alcalde de Simat, mi amigo Eladi Mainar se me viene la cabeza todo el complicado mundo de la política en general y la municipal en particular.

En el pueblo en el que vivo el anterior alcalde del PSOE vivía montado en un pequeño ciclomotor recorriendo los socavones de todo el término y explicando con convicción los planes de futuro para convertir esta pequeña población en un paraíso de parques, polígonos industriales separados por corredores verdes, paseos junto a río y hasta una piscina cubierta.

Como quiera que hacemos una vida algo apartada del resto de habitantes nacidos aquí mismo, sólo nos llegaban ecos de descontento pero parecía que casi éramos los únicos que no teníamos teléfono, internet o veíamos terriblemente mal la televisión.

El resultado de los pactos postelectorales fue concluyente: el PP era el partido que junto al BLOC iba a gobernar el municipio. No hubo demasiados reparos en acostarse, políticamente hablando se entiende, un casto y puro partido nacionalista español de derechas y un partido nacionalista valenciano de izquierdas. Algo debía haber detrás para ese enroque tan duro contra el anterior partido gobernante entre dos partidos que, a priori, no deberían entenderse tan bien. Es posible, y la verdad es que no lo se, que los partidos coaligados se consideraran marginados y ninguneados por años de mayorías absolutas. El caso es que la guerra a muerte continua y ahora en forma de panfletos acusándose unos a otros de derrochadores o de mentirosos. Quien sabe. A mí sólo me interesan los buenos servicios diarios y no un castillo de fuegos de artificio el día de las fiestas municipales o el resto de los días del año.

En el ámbito municipal creo que los partidos pierden gas ideológico y nadie es profeta en su tierra. Si existe una ideología es al de te conozco, me conoces y tú quieres algo y yo lo contrario. Hablando con Eladi antes de las elecciones notaba su ilusión por llegar a alcalde. Recuerdo que le decía que meterse en política era de locos y que en mi caso siempre había salido escaldado cuando había intentado hacer política aunque fuera de representante de un grupo de trabajadores.

Superada la decepción de los primeros momentos tras el resultado indigesto a todas luces. Eladi me hablaba de la dureza de los intereses de los diferentes partidos de izquierda a la hora de pactar. En privado y con la oportunidad de hacerlo siempre fue respetuoso con sus oponentes. Se que pronto hubo energúmenos que se manifestaron de forma amenazante y anónima a las puertas de su casa y parece que no eran aparentemente de derechas.

Creo que al final el problema viene del momento en que ha fraguado el pacto. El PP de Simat, muy por detrás en el balance izquierda-derecha del pueblo, no ha encontrado más apoyo que sus propios concejales. Mientras las izquierdas han vivido un año de juego del ratón y el gato sin llegar a nada. Cuando se ha llegado al momento de poner el municipio en manos de un grupo de partidos con mayoría suficiente la cosa tiene un regusto extraño a contubernio. (contubernio. (Del lat. contubernĭum). 1. m. Habitación con otra persona. 2. m. Cohabitación ilícita. 3. m. Alianza o liga vituperable.)

La verdad, si soy sincero poco se de los entresijos de la política simatera, pero el pueblo se ha metido en un campo minado y lo siento por tantos simateros que conozco y que aprecio.

Hoy cuando veo a una persona que respeto abucheada y protegida por la policía me quedo perplejo porque es el mismo partido que aquí ha pactado con el BLOC. Con Eladi no tengo ningún interés más allá de esporádicos trabajos de diseño para su pequeña editorial, con eso la verdad no se compra el aprecio de un amigo. No soy apolítico, pero tampoco soy especialmente de algún partido. Tomo lo que me gusta y rechazo lo que me molesta. Sólo espero por el bien de Simat que Eladi sea capaz de demostrar que también en la política se puede estar por intereses más allá del beneficio privado y si me demuestra lo contrario no me lo callaré, pero puede estar bien seguro que si es por mí no va a necesitar la policía sino un par de cafés y una mesa donde discutir en el sentido alemán o inglés del término y no a echarse los trastos a la cabeza. No olvidemos que las guerras más feroces empiezan entre hermanos.

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