Caramelos gratis. Fracaso escolar, fracaso educativo.

Tuve ayer la ocasión de asistir a una merienda infantil organizada miembros de una asociación que no viene al caso. Entre los asistentes había un grupo de niños de unos once años pertenecientes a un equipo de fútbol que hiceron gala de su mala educación durante las cerca de tres horas que se prolongó la celebración. Desde el primer momento se comportaron como niños deslenguados, pero fue en el momento de la merienda en si cuando arrasaron primero comiendo como hordas salvajes. Una vez quedaron saciados empezaron tirando la comida y después comtinuaron con batallas de las chucherías que estaban dispuestas para ser consumidas libremente. El local, primorosamente decorado antes de empezar el acto, acabó con bebidas derramadas por todos lados, caramelos tapizando el suelo y mesas arrasadas con vasos volcados o llenos de comida y bebida mezclada.

Cuando llegó la actuación del mago estaban más pendientes de desbaratarle la actuación y reirse salvajemente que a disfrutar de sus trucos. No es que el hombre fuera David Copperfield, pero en cualquier caso todo artista merece el respeto de su público. Los padres y madres estaban, como suele suceder, en el mismo local pero desaparecidos y despreocupados.

Los niños son el reflejo de la sociedad que los educa e inculca valores. En un momento en que la crisis atenaza a miles de familias el derroche de comida ya me parece inmoral pero ese comportamiento chulesco consistente en despreciar el trabajo de los demás o de destrozar por puro salvajismo me parece una parábola de la sociedad de consumo en sus peores manifestaciones.

Ahora que tanto se habla de "fracaso escolar" para justificar pagar menos a maestros y profesores deberíamos hacer una reflexión del tipo de educación que damos a nuestros hijos. Si en la família no hay las mínimas nociones de respeto a la autoridad, al trabajo de los demás, al respeto al esfuerzo ajeno, valores de aprecio por los servicios gratuitos recibidos, moderación o autocontrol, estamos fallando y con ella toda nuestra sociedad. Si los modelos que ofrecemos son los futbolistas de élite que ganan millones por dar un par de patadas a un balón y con ello pueden hacer una vida de lujo y capricho podemos imaginar qué clase de juventud estamos criando. Si el modelo de empresario o de político que tenemos va entre el constructor y el corrupto no podemos esperar más que un futuro con tintes sombrío.

Hace años que siento que hemos creado un sistema educativo reflejo de una sociedad donde el ciudadano sólo percibe su derecho a recibir y no acepta su obligación a comprometerse. El sistema educativo focalizó su estrategia en el hecho de que el alumno debe divertirse en la clase y que se debe aprender sin esfuerzo. Los profesores perdieron diez años dando palos inútilmente al aire mientras que la sociedad miraba a otro lado porque con formación o sin ella se tenía trabajo.  El resultado es claro, abandono escolar, desprestigio de la escuela y desprecio de la sociedad hacia los educadores.

Finalmente, si nos dan los caramelos gratis los tiramos pero si tenemos que pagar o luchar por ellos los tenemos como algo valioso. Inger Enkvist, una pedagoga sueca, autora del libro llamado "La mala y la buena educación" analiza el porqué del éxito y el fracaso de diversos sistemas escolares y concluye que en gran parte está en el prestigio y valoración de los profesores y del esfuerzo para obtener las metas. Para que se produzca el aprendizaje se ha de dar una ecuación que tenga por ingredientes una sociedad, y por extensión unas familias, con valores que cultive y valore el esfuerzo y la autosuperación, un sistema bien dotado económicamente y profesores con autoridad y muchas ganas. Tal vez eso que se ha llamado la ética del trabajo.

Es algo que siempre pensé y creo que es algo que mi país necesita. Para salir de este atolladero necesitamos una moral que hoy por hoy no tenemos. El tiempo de caramelos gratis debería de ser olvidado.

Comentarios

  1. Jo he viscut en carn pròpia quan he treballat de pallasso en comunions, en xiquets més menuts, el xiquet pegant-te patades i el pare davant de tu rient-se. Hi havia dies que el saló de festes acabava en batalla campal, intentaves proposar jocs i passaven de tu com de la (....) i estic parlant de fa 8 o 9 anys. També he de dir que altres hi col.laboraven però acabaves molt estressat... resumint, estic al cent per cent amb tu amb el teu post.

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  2. És vergonyós, però per a mi el culpables de tot son el pares, i prova dir-los algo, que damunt et mengen. Vergonyós!!!!!

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