Caramelos gratis. Fracaso escolar, fracaso educativo.

Tuve ayer la ocasión de asistir a una merienda infantil organizada miembros de una asociación que no viene al caso. Entre los asistentes había un grupo de niños de unos once años pertenecientes a un equipo de fútbol que hiceron gala de su mala educación durante las cerca de tres horas que se prolongó la celebración. Desde el principio se comportaron como niños deslenguados pasando al momento de la comida en el que arrasaron primero comiendo y tirando la comida y después con batallas de las chucherías que estaban dispuestas para ser consumidas libremente. El local, primorosamente decorado antes de empezar el acto, acabó con bebidas derramadas por todos lados, caramelos tapizando el suelo y mesas arrasadas.

Cuando llegó la actuación del mago estaban más pendientes de desbaratarle la actuación y reirse salvajemente que a disfrutar de sus trucos. Los padres y madres estaban, como suele suceder, en el mismo local pero desaparecidos y despreocupados.

Los niños son el reflejo de la sociedad que los educa e inculca valores. En un momento en que la crisis atenaza a miles de familias el derroche de comida ya parece inmoral y ese comportamiento chulesco de despreciar el trabajo de los demás o de destrozar por puro salvajismo me parece una parábola de la sociedad de consumo en sus peores manifestaciones.

Ahora que tanto se habla de "fracaso escolar" para justificar pagar menos a maestros y profesores deberíamos hacer una reflexión del tipo de educación que damos a nuestros hijos. Si en la família no hay las mínimas nociones de respeto a la autoridad, al trabajo de los demás, al respeto al esfuerzo ajeno, valores de aprecio por los servicios gratuitos recibidos, moderación o autocontrol, estamos fallando y con ella toda nuestra sociedad. Si los modelos que tenemos son los futbolistas que ganas millones por dar un par de patadas a un balón y con ello pueden hacer una vida de lujo y capricho podemos imaginar qué clase de juventud estamos criando.

Hace años que siento que hemos creado un sistema educativo basado en una sociedad donde el ciudadano sólo percibe su derecho a recibir y no acepta su obligación a comprometerse. El sistema educativo focalizó el hecho de que el alumno debe divertirse en la clase y que se debe aprender sin esfuerzo. El resultado es claro, abandono escolar, desprestigio de la escuela y desprecio de la sociedad hacia los educadores.

Finalmente si nos dan los caramelos gratis los tiramos y si tenemos que pagar por ellos los tenemos como algo valioso. Inger Enkvist, una pedagoga sueca, autora del libro la mala y la buena educación analiza el porqué del éxito y el fracaso de diversos sistemas escolares y concluye que en gran parte está en el prestigio y valoración de los profesores y del esfuerzo para obtener las metas. Es algo que siempre pensé y creo que es algo que mi país necesita. Para salir de este atolladero necesitamos una moral que hoy por hoy no tenemos. El tiempo de caramelos gratis debería de ser olvidado.

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