En Valenciano




Hace unos días fui a hacer fotos a una cuadrilla de trabajadores del campo. Ese día tenían que trabajar en un entorno maravilloso como es el Monasterio de la Valldigna pero entre gente como ellos, jornaleros de base, probablemente era sólo la última jornada de la temporada de la naranja.

A la espera de que el vigilante abriera las puertas ellos compartían el momento entre risas y bromas. Me llevamos a mis años de juventud junto a mis compañeros de la playa que eran, también, gente trabajadora que rebuscaba entre el verano y el invierno trabajos sencillos o sobrevivía con el subsidio del paro. Hablé con ellos con naturalidad y en un Valenciano de calle haciendo bromas de las fotos que iba a hacerles. Rápidamente se dejaron fotografiar y me ayudaron a hacer mi trabajo. Nada como la lengua común para establecer la empatía y la confianza.

Después de la sesión y conduciendo en el coche, me vino a la cabeza una conversación que tuve con un amigo alemán afincado hace tiempo en Valencia y casado con una valenciana y con sus hijos estudiando aquí. Él dudaba de la utilidad del Valenciano frente a la necesidad de las lenguas extranjeras y, como no, del inglés. El cliché se repitió en una conversación ayer con unos amigos ingleses. Volvían a decir que mejor dedicar esfuerzo al castellano y no con una lengua minoritaria que no podrían usar fuera de aquí. ¿Pero nunca han pensado que para muchos la vida es y será en un 99% en su tierra y en Valenciano?

 
Está claro que a fuerza de repetir una y otra vez algunos han convertido en paradigma, en su sentido de verdad indiscutible e incuestionable, el hecho de la inutilidad del Valenciano como lengua viva y su muerte una profecía autocumplida. El hecho incuestionable, a pesar de los numerosos enemigos físicos y mentales que ha tenido, es que el Valenciano no ha muerto. Como en el cómic de Astérix es, en los pueblos y entre la gente más sencilla, donde ha sobrevivido a la arrogancia de las ciudades grandes donde poco a poco las élites del poder y los imitadores de clase media han ido arrinconando en beneficio del castellano o últimamente por la prepotencia del Inglés.

En mi caso, una persona que habla el Castellano como lengua propia y que ha hecho del aprendizaje de idiomas una pasión personal, puedo decir que el Valenciano ha sido la forma de integrarse con mis compañeros de trabajo cuando era joven, con mis alumnos de los pueblos ahora mismo y siempre como una forma de sentirme y hacer sentir que soy parte de esta comunidad de irreductibles valencianos que, a pesar de los ataques, han conservado de forma oral un idioma que muchos tienen por condenado a muerte.

El que dice que el Valenciano debe abandonarse en beneficio de idiomas más grandes debería pensar que si bien él tiene el derecho de escoger la lengua con la que se quiere expresar, también debe respetar el derecho de los que viven el Valenciano desde niños como lengua materna. Éstos deben encontrar en la escuela el apoyo para enseñarles a saber escribirlo y leer de forma natural. Incluso el paradigma de la utilidad del inglés cae rápidamente si pensamos que miles de personas en la vida lo necesitarán. Incluso, yo que lo hable razonablemente bien, tengo que ir una vez a la semana con ingleses para no olvidarlo porque no puedo practicarlo casi nunca!

Pensad, los que defendéis el Castellano porque el Valenciano os es ajeno, que en justicia, si pedís, por no decir que exigís que se os hable en vuestra lengua el que está delante tiene el mismo derecho que vosotros. No miréis nunca al Valenciano como un enemigo. Las lenguas son maravillosos pasillos por donde entrar en el corazón de las personas, para hacerles sentir que tú eres uno más, uno de ellos. Estoy definitivamente por el aprendizaje de lenguas, alemán, francés, inglés o italiano, pero nunca sin dejar de dominar las que son parte de nuestra esencia como valencianos, el Valenciano y, por supuesto, el Castellano.

Y no digáis que no entendéis o que no puede. Si los obreros búlgaros y rumanos que trabajaban en mi casa hablaban valenciano entre ellos para comunicarse, es porque si uno necesita y quiere puede enseñarse cualquier cosa. Querer es poder.

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