VACAS GORDAS Y VACAS FLACAS

VACAS GORDAS

En España parece que hemos empezado a tocar fondo. Después de casi quince años de despilfarro el murmullo desconfiado escampa por todas las clases sociales y nadie parece confiar en el futuro. El gobierno a fuerza de repetir la consigna del todo va bien se va alejando del duro suelo y pasa al limbo de las palabras volátiles que nadie cree.
¿Pero qué pensábamos? A nadie se escapa que hace años todos, desde el primero al último, preveíamos el batacazo. Hace nada menos que cinco años yo estaba subido en la cinta transportadora de la histeria. Al grito de sálvese quien pueda los españoles buscábamos nuevas viviendas pagando el precio que se nos pidiera porque al año siguiente sería al menos un quince por ciento superior. Una ola de trabajadores llegados de todo el mundo cambiaban el color de los barrios mientras que los nativos nos refugiábamos en la seguridad de las urbanizaciones con piscina y zona verde. Los alcaldes y concejales se frotaban las manos ante la abundante fuente de financiación. Parques, polideportivos, nuevos centros comerciales y mientras los constructores engrasando la maquinaria de la corrupción. A río revuelto ganancia de constructores. Fincas con las paredes oblongas, instalaciones eléctricas sostenidas con grapas y materiales de derribo a precio de lujo. La locura del peón convertido en arquitecto cobrando más que cualquier profesional con carrera de cinco años se extendió hasta la enseñanza secundaria contaminando una generación de nuevos obreros que miraban a su profesor conla suficiencia del que sabe que ganará más sin tener que dedicar muchos años a preparar el futuro. El mundo al revés y todos comprando como locos pensando que los intereses no iban a subir demasiado.
El ser humano deber ser como la cabra, especie esta que se dice que siempre tira al monte. Ya en la biblia el faraón encontró el consejo en su esclavo judío José. En tiempo de vacas gordas ahorrar y preparar los silos que las vacas flacas estaban por venir. Hablamos de una historia milenaria y sin embargo encontramos la constante del ser humano y las inevitables crisis económicas. Parece que poco aprendimos y no llenamos los silos, no creamos tejido industrial. Hemos vivido de la quema masiva de muebles, en este caso nuestro patrimonio paisajístico. Hemos creado un dinero volátil que súbitamente ha desaparecido. ¿Quien se lo ha llevado?. Toda una generación de españoles se ha empeñado a veinte, treinta, cincuenta años para cumplir ese oscuro objeto del deseo: el adosado. De estos años locos sólo hemos heredado deudas y dichoso el que las pueda pagar porque lo peor parece que está por llegar.
VACAS FLACAS

Hay una página en internet llamada sharedtalk donde se pueden encontrar centenares de personas en cualquier momento del día chateando en salas virtuales dedicadas a uno u otro idioma. Al rato de entrar suena un tono de llamada que anuncia que alguien del mundo desea compartir su tiempo charlando en el idioma elegido. Sorprende ver la cantidad de chinos, de indúes y de brasileños. En estos países, anunciados como las futuras potencias económicas,decenas de adolescentes o gente mucho más madurita se afanan en aprender el inglés, la lengua franca de la aldea global, con la esperanza de mejorar su futuro. Me ha sorprendido ver cómo la infelicidad y la vida sin sentido son una constante de muchos de estos lugares. Europa, el paraiso de la depresión económica, sigue siendo visto como una meta maravillosa. Los africanos en su afán llegan a sobrepasar la mínima cortesía y te espetan sin remilgos un "invítame a Europa". Alguna africana envía su foto a la primera de cambio por si la carne ayuda a vender el producto y en un inglés básico habla de sus problemas para el día a día. No les vale la respuesta argumentando las dificultades actuales. No son imbéciles y saben que África no tiene futuro tal y como va el mundo. Países de vacas flacas...
Vivimos en la eterna injusticia de un mundo asimétrico. Los países del primer mundo preparamos el velatorio al primer resfriado mientras que en Etiopía los camellos se mueren de sed poco antes de ser devorados por la raza de desheredados que jamás conocieron, y muchos no conocerán, otra cosa que las vacas flacas.

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