Mitos e ídolos

Muy pobres debemos ser mentalmente cuando hace ya tantos días que le damos vueltas a la muerte de Michael Jackson. No es que alguna de sus canciones no me guste, no, pero en lo personal me parecía una personalidad enfermiza y desagradable con sus excentricidades. Durante años se ha hecho bromas sobre su aspecto y se ha cotilleado sobre sus excentricidades hasta la saciedad. Y ahora, como solía decir mi padre, muerto el gato le hicimos un nudo al rabo. Parece que hemos perdido las referencias morales y subimos a los altares a gente que no por genios de la música, o ases del balón son referentes morales o sociales válidos.

Como siempre la Biblia y los textos mitológicos nos suelen dar excelentes ejemplos de las constantes a lo largo de la historia de los seres humanos. Ícaro y su vuelo truncado, la adoración del becerro de oro como símbolo de los falsos dioses o si nos remontamos a referentes más modernos la doble naturaleza humana de Doctor Jeckly o el pacto con el diablo de Dorian Gray.

Ayer mismo un estadio se llenó de ochenta mil admiradores de Cristiano Ronaldo, muchacho que por otro lado no ha hecho más que dar patadas a un balón desde su niñez y, todo hay que decirlo, cuidar de los suyos.Un futbolista como él es un tipo que cada minuto gana lo que muchas personas a lo largo de años. Hoy oía sus virtudes en boca de un comentarista radiofónico y parece un buen muchacho, familiar y trabajador. De esos hay millones y por ello no veo el porqué de tanto amor desatado.Espero que le vaya bonito, como dicen los mexicanos, porque la admiración se trastoca en decepción y odio en cuanto los resultados no son los esperados. Parece que en épocas de crisis hacemos igual que la multitud que seguía a Moises y nos ilusionamos con el becerro de oro.

El pensamiento mitológico nace en las épocas en que la ciencia no es capaz de explicar los fenómenos. El ser humano, en un ambiente de ignorancia, crea el mito como una golosina intelectual que sustituye el alimento por calorías vacías. Hemos avanzado mucho pero en lo mental seguimos siendo bastante simples.

Tal vez sea que siento a cada persona como lo que es y por ello no creo que nadie merezca la adoración que despiertan determinados personajes. O quizás es que yo mismo soy un bicho raro.
Si se me da a elegir prefiero el sentido común, incluso el sentido común machista o equivocado que pudo tener un Mario Benedetti. Me conmueve mucho más la lucha de cualquier misionero o cooperante de una ONG, a pesar de los fallos que pueda haber en lo personal , que el toque de balón de Maradona. Admiro la lucha de un Nelson Mandela que supo ser un referente moral para su patria pero al final los veo como simples personas. Para mí un mito es un personaje que sabe elegir el camino recto en un momento donde la moral es un peligro para uno mismo, el que hace de la política un camino para mejorar el mundo, el padre que soporta un hijo tullido sin dar a entender el peso de la carga. Los héroes reales suelen confundirse con personas normales y a veces sólo salen en el momento en que la historia y las circunstancias lo exigen.

Creo que hemos creado una sociedad de lucro que devora a niños genio que nunca llegan a madurar porque nuestra propia sociedad tiende al infantilismo. El monstruo de la fama es voraz y acaba con muchos que sólo tenían habilidad en su arte o en el dominio de un balón. Podemos compadecernos de las desgracias de la infancia de muchos de estos mitos pero al menos han tenido una oportunidad. ¿Porqué nadie habla de todos aquellos que ni siquiera llegan a despegar? ¿Qué es de los africanos que más que cambiarse el color de la piel o recortarse la nariz mueren de una diarrea infantil? No son noticia porque no son negocio.

Lo siento por Michael Jackson y su infancia difícil pero sinceramente no veo el porqué de tantas paparruchas en los diarios llamados serios. O mejor, sí lo sospecho, del muerto vamos a hacer un bonito pastel y vamos a vender sus porciones a buen precio a la puerta del templo. Diez mil entusiastas seguidores serán convocados a una ceremonia de subida a los altares mientras el cuerpo incorrupto y momificado glorificará el misterio de un negro que quiso ser blanco, un adulto que no quiso dejar de ser niño, un padre que concibió por obra y gracia de la reproducción asistida pero sobre todo una persona que digirió muy mal el impacto de la fama.

Comentarios

  1. NO ERES UN BICHO RARO;La ambigüedad del discurso mítico, a diferencia de la fábula, propone una lectura alegórica mucho más difícil de objetivar. Pero esta aparente dificultad de interpretación es, una gran oportunidad a la hora de proponer una instancia de reflexión: la riqueza fascinante de los personajes y los mundos descriptos, los hacen especialmente atractivos.

    Podemos analizar los mitos históricamente, estudiar su significación de acuerdo a lo que éstos representaba para su propia tradición en el momento en que estuvieron en apogeo. Pero también podemos proponer una nueva lectura, una actualización, utilizándolos como excusa para abordar un problema desde un nuevo ángulo, para revisar conclusiones, para discutir e intercambiar ideas.

    Los contenidos mitológicos, inspiran, motivan, despiertan. Proponemos, entre otras cosas, utilizar los mitos como original recurso didáctico propiciando la relfexión y el debate.

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