Las maletas del caracol / Les maletes del caragol

En los primeros momentos del arte griego clásico apareció un tipo de esculturas llamadas Kurós. Representan un prototipo de hombre joven, atlético y de rasgos arcaicos de origen oriental. Nadie sabe cual era el uso real y en el tiempo en que yo estudiaba Bellas Artes se les relacionaba con los atletas que representaban las diferentes ciudades. Parece que esta interpretación no es la más correcta o al menos no está probada dada la ausencia de hallazgos de este prototipo en el santurario de Olimpia. En cualquier caso ha sido una imagen del partido de la selección nacional de fútbol la que se me ha quedado grabada en la retina y de repente ha aparecido asociada a aquellos personajes que los griegos una vez representaran. Cuerpos jóvenes, perfectos, culto al cuerpo, liderazgo por la habilidad o la potencia física. Como tantas veces parece que el mundo cambia pero siempre Sísifo sube la piedra hasta que ésta rueda de nuevo y vuelta a empezar.  Los seres humanos somos obstinadamente triba

El sol sale y se pone a un ritmo endiablado en medio de explosiones de gas y calor que bañan nuestro planeta. Nacen bebés de piel de melocotón y mueren  abuelos encogidos por el peso de la edad. Entre esos dos corchetes de la vida la cadena de producción sigue su cadencia acelerada. Gente es bautizada,  celebra aniversarios o decide iniciar una vida en común. Mientras el  resto hacemos de comparsa luciendo con toda la dignidad que nos es posible en las fiestas de  transición. Un día estás cenando en mitad de una noche con luna y al  siguiente en un bautizo de agua y encaje.  Pasan las nubes a la  velocidad del rayo. La tormenta deja gotas pesadas como sapos  sobre un suelo que hierve. Nos encontramos con familiares y conocidos  no vistos desde el último entierro, boda o comunión. Todo igual pero  todos diferentes. El sol sigue su carrera acelerada tirando de  nuestras vidas. El amor sale con el amanecer y muere, a veces, antes  del crepúsculo. Qué rápida escapa la vida...

Es complicado tener un perro si realmente quieres tener un ser adaptado a la vida social humana. Por más que se lee y se aprende sobre su comportamiento es difícil saber cómo hacer para que el animal reaccione de manera adecuada. Ayer salimos a correr, como de costumbre, y, llevando el perro atado, se acercó un boxer y atacó al pobre Troy que no hizo sino retroceder acobardado ante su agresivo congénere. Ya es la segunda vez que ocurre y la verdad es que si soy racional me debo de alegrar de tener un animal tan pacífico que ni siquiera se atreve a responder un ataque injustificado. Por otro lado una parte de mi cerebro incontrolable y salvaje le gustaría que respondiera con tal grado de respuesta que el otro perro no tuviera más remedio que escapar. Educamos a nuestros hijos y a nuestros perros con nuestras escalas de valores y les transmitimos nuestros aciertos y nuestros errores en la manera de percibir el mundo. O tal vez lo pensamos y la genética y el instinto es el que les hac

Ayer escuché de un escocés que uno de los motivos por los que se habían decidido a venirse a vivir a la zona de Valencia era el cambio de estaciones. Efectivamente prefirieron en su día un clima agradable como el que tenemos pero con su ciclo estacional a posibilidades más tropicales como, por ejemplo Canarias. Realmente no se me había ocurrido valorar esta idea como un punto positivo más a nuestra tierra. Pero es cierto, hay algo realmente hermoso en ese devenir de muertes y resurecciones que tiene esta parte del mundo. El inicio del año ha sido realmente frío. Yo creo que tras este invierno peleón y una primavera arisca tenemos más ganas de verano que nunca. Ayer hizo un día de temperatura agradable y cielos limpios, lejos del calor previsible para estas fechas, y todo el mundo salió a la calle como si un director de orquesta hubiera decidido interpretar la sinfonía del verano. En la plaza del Rey Don Jaime decenas de niños subían y bajaban por muros, toboganes y bancos. Otros se p