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Mostrando entradas de febrero, 2010

Papeles

Estos días he hecho el esfuerzo de recopilar todos los papeles que se relacionan con la solicitud de un concurso a cátedras. ¡Vaya, un catedrático en la familia!. Ya quisiera yo. Si llegara a ser catedrático, cosa improbable, ya que sólo han salido seis plazas en mi especialidad, no creo que cambiara mucho mi realidad cotidiana ni la manera en que tengo de enfocar las clases o las cosas. No se si se trataría de un reconocimiento a mi sabiduría o  , más bien, tal como se han planteado las cosas, a la vida que ya tengo recorrida.

Ser, estar i semblar (II): Felix

No era la primera vegada que estava en Félix i la sorpresa de la primera vegada hi havia ja desaparegut. Si quelcom recordava d'anys arrere és l'escala i les desenes de dones jóvens i sofisticades abaixant al soterrani. Altres vegades vam passar amb un taxi i vam veure les cues de gent esperant que la permeteren entrar. Felix, com vaig poder comprovar, continua sent enguany un dels locals més apreciats a la nit berlinesa. Situat junt amb la porta posterior de l'Adlon i a pocs metres de l'ambaixada americana s'utilitza per unes hores com a restaurant i quan es va acabant de sopar es converteix en una discoteca. Per a aquestes coses sempre he sigut un poc peculiar. Em costa realment desconnectar, posar l'automàtic i deixar-me portar. Tampoc sóc persona que entenga de models, de tendències o de sofisticació. Per a ser sincer en aquestes coses em sent com un alienígena. I allí estava per tant el marcià movent els braços feixugament, pegat a una columna fingint est

Del Oest a l'Est

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Eren ja les meues últimes hores a Berlín. Com sempre volia disposar d'elles per a conèixer més d'una ciutat sempre fascinant. Després d'un volta vagarejant pels voltants de la Charité, el complex clínic universitari de la ciutat, vaig arribar a un pont que deixava veure una àmplia revolta del riu congelat. Les distàncies entre diverses parts del centre semblen xicotetes i un no es dóna compte d'on va estar un costat o un altre de la frontera en els anys del mur. En aqueix moment arribava a l'anomenat port de Humbold. A l'altre costat del carrer estava l'antiga estació d'Hamburg avui museu d'art modern. Només fa falta creuar un pont i s'està a l'altre costat. Al final de l'ampit hi ha una senzilla placa en alemany, anglès i francès i una làpida de pedra amb alguns rams de flors. Justament en aqueix lloc va trobar la mort el primer fugitiu del mur a pocs dies de la seua primera erecció. Günter Liftin, que així es deia el mateix, tenia lla

Del Oeste al Este

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Ver fotos del paseo Eran ya mis últimas horas en Berlín. Como siempre quería disponer de ellas para conocer más de una ciudad siempre fascinante. Tras un rodeo callejeando por los alrededores de la Charité, el complejo clínico universitario de la ciudad, llegué a un puente que dejaba ver una amplia curva del río congelado. Las distancias entre diversas partes del centro parecen pequeñas y uno no se da cuenta de dónde estuvo un lado u otro de la frontera en los años del muro. En ese momento llegaba al llamado puerto de Humbold. Al otro lado de la calle estaba la antigua estación de Hamburgo hoy museo de arte moderno. Sólo hace falta cruzar un puente y se está al otro lado. Al final del pretil hay una sencilla placa en alemán, inglés y francés y una lápida de piedra con algunos ramos de flores. Justo en ese lugar encontró la muerte el primer fugitivo del muro a pocos días de su primera erección. Günter Liftin, que así se llamaba el mismo, tenía por entonces 24 años. En la foto apar

Ser, estar y parecer (II): Felix

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No era la primera vez que estaba en Félix y la sorpresa de la primera vez había ya desaparecido. Si algo recordaba de años atrás es la escalera y las decenas de mujeres jóvenes y sofisticadas bajando al sótano. En otras ocasiones pasamos con un taxi y vimos las colas de gente esperando a que la permitieran entrar. Felix, como pude comprobar, sigue siendo este año uno de los locales más apreciados en la noche berlinesa. Situado junto a la puerta trasera del Adlon y a pocos metros de la embajada americana se utiliza por unas horas como restaurante y cuando se va acabando de cenar se convierte en una discoteca. Para estas cosas siempre he sido algo peculiar. Me cuesta realmente desconectar, poner el automático y dejarme llevar. Tampoco soy persona que entienda de modelos, de tendencias o de sofisticación. Para ser sincero en estas cosas me siento como un alienígena. Y allí estaba pues el marciano moviendo los brazos torpemente, pegado a una columna fingiendo estar en la onda cuando estaba

Ser, estar y parecer: Cookies

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El deshielo capitalista ha llegado definitivamente tras veinticinco años de caída del muro.Las calles que rodean la Friedrich Strasse al lado sur de la avenida Unten den Linden van recuperando un aspecto elegante. Lejos de ser la gélida zona cero cercana a la frontera de otros tiempos el barrio va ganando el estatus que le corresponde a una zona céntrica repleta de hoteles y embajadas. Las tiendas exclusivas para clientes sin problemas se suceden en las largas aceras de la calle. Prada Gucci, Bentley o Bugatti dormitaban en la soledad de una noche gélida. La nevada arreciaba una vez más después de semanas seis semanas de frío y precipitaciones. Apenas unos pocos viandantes se atrevían a desafiar los montones de nieve sucia que se acumulaban sobre las aceras. Las calles con sus edificios, bañados de una mortecina luz anaranjada, me recuerdan a la avenida llena de manifestantes de la película del Doctor Zivago, sólo que aquí el comunismo ya ha pasado y la calle estaba desierta. Las p

Los recuerdos perdidos

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La desgracia informática se ha cebado con mi cámara esta misma tarde. En cuanto la he conectado al ordenador ha hecho un extraño y súbitamente me ha indicado que la tarjeta era inutilizable. Las alrededor de cien fotos que he tomado se han perdido irremediablemente si no es que ya estaban condenadas desde el mismo momento en que fueron tomadas. Fotografiar, aparte del puro placer de experimentar con la imagen, es una de las más vanas ilusiones a las que nos aferramos. Hacemos fotos de bebés, de bodas, de promociones estudiantiles o póstumas para la lápida. Es inútil. El recuerdo está destinado a desaparecer y los pasos en la nieve quedarán borrados por otros posteriores o por un verano que todavía se intuye lejano. La mañana se presentó con una atmósfera gris de nubes altas pero extrañamente limpia y nítida. Las figuras de los viandantes se destacaban como siluetas de un teatro de sombras sobre el terso blanco de la nieve virgen. Aquí y allá los berlineses se afanaban en su camino al t